El globo de la ilusión tica se desinfla sin prisa pero sin pausa. La selección pasó del deseo de tratar de repetir (o superar) lo hecho en Brasil a caer derrotada frente a Serbia, tener que enfrentar a Brasil el viernes y, como si eso fuera poco, a tener roces entre los futbolistas.
Para Diego Ramos, "business coach" especialista en neurociencias aplicadas al desarrollo humano y profesional, la desunión, las dudas, la división y el resentimiento son evidentes en el grupo que dirige Óscar Ramírez.
Y dice Ramos que todo eso se traslada a la cancha y a los resultados.
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Le pedimos opiniones a Ramos porque la cosa está que arde en la concentración de la Tricolor en San Petersburgo, Rusia.
Recordemos que el lunes en la mañana, durante un entrenamiento de rutina en el cual se desarrollaba el juego del "monito", Giancarlo González le mandó la bola a Celso Borges tan duro que lo mandó al suelo.
Cuando Pipo iba a ver qué le había pasado al volante, Johan Venegas le dijo algo, González se devolvió encanfinado y se encararon. De inmediato intervinieron David Guzmán y Óscar Duarte para evitar que el asunto pasara a más.
Después los jugadores hicieron lo esperable, le bajaron el piso al roce compartiendo una foto en Instagram en la cual Venegas y Pipo salen juntos sonriendo. La Federación de Fútbol, por su lado, quitó de su perfil en Facebook el video del hecho (como queriendo borrar el incidente), que se dio durante una transmisión en vivo hecha por esa red social.
¿Qué les falta? |
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Costa Rica juega el viernes, a las 6 de la mañana, contra Brasil y el miércoles 27 de junio, al mediodía, ante Suiza. |
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Unido a lo anterior circuló un mensaje anónimo el mismo día de la bronca. El mensaje dice, con nombres de jugadores, quiénes no apoyan el técnico Óscar Ramírez y que Keylor Navas preferiría estar en otro lugar, que en Rusia se limita a entrenar y a hablar con sus amigos, que son Celso Borges y Bryan Ruiz. La suma de hechos dejó mal parado a un grupo que asegura llevarse muy bien aunque los hechos digan lo contrario.
Y ahí no terminan las bellezas en relación con la Sele. Marco Ureña declaró este martes que a Navas hay que darle las gracias por jugar con Costa Rica, que él está en otro nivel y que no hay que molestarlo. Según Ramos, esas acciones no son positivas en ningún equipo de trabajo.
Esta es nuestra conversación con el experto.
– ¿Qué impresión le da el ambiente que hay en la selección y lo sucedido estos días?
–Claramente hay desunión, dudas, división e incluso resentimiento. Si la comunicación, el liderazgo y el trabajo en equipo no son bien ejercidos, entran en nuestras cabezas dudas, descontento y hasta ganas de no estar.
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Este liderazgo no se refiere solo al técnico. Si el sentimiento se genera entre los compañeros y se presentan situaciones que reafirman las dudas, todo incrementa. Porque ahora incluso se duda de la persona que se tiene al lado.
– ¿Es normal este tipo de comentarios (como el de Ureña) o pueden ser consecuencia de cosas que se arrastran desde hace mucho y no se habían expresado?
–No debería ser normal. Por la forma como se realizan los comentarios es bastante obvio que existen cosas que no se expresan.
Lo normal sería que dijeran que no existe ninguna diferencia entre jugadores, que todos son accesibles no importa dónde jueguen, no que “tienen que agradecer” a alguien por estar ahí solo porque es jugador de cierto equipo y se encuentra a otro nivel.
Esto nos deja ver que sí existen diferencias entre los jugadores, que no se sienten iguales y más bien tienen que agradecerles a otros y no molestarlos. ¿Cómo no se va a crear división?
–¿Qué tan malo es que un jugador vea a otro, en este caso Marco Ureña a Keylor Navas, como superior a él y que diga que más bien hay que darle las gracias de que vaya a la selección porque juega en el Real Madrid?
–El puesto de un líder siempre es bueno, porque puede ayudarnos a los demás a encausarnos, motivarnos y seguir adelante.
El problema está cuando ese puesto de liderazgo se convierte en un asunto de "superioridad". Entonces ya no es un líder, ahora simplemente es alguien con mayores beneficios, mayores chineos y, sumado a eso, no se le debe molestar.
Eso hace que los demás empiecen a sentir apatía por ese jugador y quizá ni siquiera es culpa de él. Es probable que las instrucciones de "no molestar" vengan de más arriba, lo cual agrava la situación porque entonces se empiezan a generar sentimientos de injusticia, celos y división.
Un líder no es alguien superior, es alguien que se esfuerza por estar a nivel de todos y ayudarlos a maximizar el potencial que tienen.
–Keylor Navas tiene privilegios como los siguientes: no estuvo en la juramentación con el presidente Carlos Alvarado en el Proyecto Gol porque le dieron permiso de ir a Pérez Zeledón. Fue el único jugador de los 23 convocados que se ausentó, es el único que no habla en zona mixta después de los partidos y no siempre se toma fotos con todo el grupo.
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En trabajo en grupo, ¿esto es bueno o es malo?, ¿cómo lo pueden interpretar los demás compañeros?, ¿puede eso generar división?
–Sí, puede generar división. Un grupo o un equipo debe moverse en conjunto, compartir. No necesariamente estar siempre de acuerdo, pero la comunicación es clara entre todos.
Los demás lo pueden interpretar justamente como lo hacen: “Keylor está a otro nivel, nosotros estamos debajo”.
Pensaríamos que esto podría motivar, porque estás jugando con alguien que te exige más, pero lo que no vemos es que la dirigencia, el técnico y quizás más personas lo están poniendo en un pedestal ,dándole privilegios que a los demás no solo por ser él.
Lejos de colocarlo como líder, está promoviendo división. Un equipo es un solo cuerpo, un solo pensamiento. Como tal, debería recibir los mismos privilegios, las mismas recompensas.
–Desde el punto de vista del "coaching", ¿que un jugador juegue en un equipo como el Real Madrid lo hace merecedor de privilegios?
–Definitivamente no, que un jugador juegue en el Real Madrid no lo hacer merecer más; al contrario, es al que más se le debería exigir.
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Y no dentro de la cancha, si no fuera, donde la fortaleza mental es formada. Es la persona que debió estar al frente en la juramentación.
Es la persona que da un paso al frente ante las críticas. Es el primero que sale a hablar con los medios y a defender a sus compañeros.
Es el primero que le debió decir a Ureña: "No me des gracias por estar aquí, estar aquí es un honor". Eso es un líder.
–¿Cuál debería ser la forma correcta de manejar un grupo como una selección nacional?, ¿se debe hacer diferencias dependiendo del equipo o el país donde milita cada integrante del grupo?
–Lo primero, y más importante, es justamente no generar diferencias. Nadie es más, nadie es menos. Todos son iguales. Y si surge un líder, este debe sumar, no en la cancha, sino fuera de ella, donde se juega el verdadero partido.
Lo segundo es trabajar en la confianza, la comunicación, la gestión de emociones, la gestión del cambio y la solución de problemas como grupo. El fútbol no solo es un juego de habilidad física, sino también mental.
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– ¿Estas divisiones o diferencias afectan el resultado final en la cancha?
–Totalmente. Un cuerpo entrenado no puede trabajar sin una mente clara. Si vemos a toda la selección como un cuerpo, tienen todo para hacer lo mismo o más que hace cuatro años.
¿Cuál es la diferencia? Hace cuatro años estaban unidos mentalmente como resultado de sus problemas con el técnico.
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Ahora esa unión no existe. Su fortaleza se basa en confiar en el individualismo de algunos, en la fuerza física y habilidad de otros, no en la unión mental del grupo.