El exdelantero Darío Galbarini visitó la Cueva para ver el juego entre Saprissa y Santos el miércoles y recordó los momentos que vivió cuando se vistió de morado.
A algunos quizás no les suene su nombre, pero es más probable que lo recuerden por el gol que le anotó a Alajuelense, el 29 de mayo de 1994, en el juego de ida de la segunda vuelta del torneo 93-94.
Gracias a ese tanto, los morados lograrían llegar a la gran final, porque en el juego de vuelta empataron 1-1 contra los manudos y luego en junio ganarían el título 19 en la historia. de Saprissa.
“Es el jugador más emblemático, había escuchado muchas cosas de él, lo vi en vivo y se lo dije, que estaba feliz que pueda representar a Argentina en un club como Saprissa. Tiene muy buen estilo, hace jugar bien al equipo”.
— Darío Galbarini obre Mariano Torres:
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El sudamericano jugó poco con la “S”, participó únicamente en 4 juegos y además de hacerle el pepino a la Liga le anotó a Carmelita. Seguramente quien más lo recuerde sea el exportero José Alexis Rojas, a quien sorprendió en el duelo que se jugó en la Cueva.
Este domingo se juega una nueva edición del clásico entre Alajuelense y Saprissa, a las 5 de la tarde, en el estadio Alejandro Morera Soto y La Teja conversó con el exjugador, de 51 años, quien nos contó qué representó ese emblemático gol para él, lo que ha hecho luego de hacer maletas e irse para Europa y las emociones que vivió al visitar el estadio tibaseño.
Primera experiencia
Darío llegó al país en 1994 y se puso a las órdenes del técnico Carlos Linaris. Era su primera experiencia como legionario.
“Estuve unos seis meses en el Saprissa y fue toda una experiencia, porque llegué a jugar en un equipo tan grande, yo tenía 22 años y compartí con jugadores de mucho renombre, que habían ido al Mundial del 90, fue una experiencia que sigue marcando mi vida y es imposible de olvidar.
“Luego del Saprissa, estuve dos años en México y regresé a Argentina. Fui a Suiza, también estuve en Turquía, en Grecia, pero por problemas financieros volví a Suiza y en eso tenía 29 años y ya estaba cansado de deambular por el mundo y finalmente me retiré en un equipo semiprofesional, a los 36 años”, dijo.
Galbarini vive en Suiza y ahí trabaja en contabilidad y además es asistente de un equipo femenino, el Grasshopper Club Zurich, uno de los clubes más grandes de ese país.
El Sapritítulo
Galbarini fue protagonista en la segunda vuelta del torneo 93-94 y en sus palabras, gracias a ese tanto, él y sus compañeros de equipo lograron darle a los morados nuevamente una copa, después de 7 años sin celebrar títulos.
“La gente se impacientaba, porque Saprissa es el equipo más grande de Costa Rica y en lo personal era un buen momento para ganar una copa, siendo tan joven y jugando al lado de mucha experiencia. Compartir con Evaristo Coronado, Benjamín Mayorga, Ronald González, era un camerino de peso”, añadió.
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El gol que hizo este sudamericano llegó gracias a un tiro fuera del área de Enrique Díaz, un zurdazo espectacular de El Zancudo, quien envió la bola al marco. El portero liguista José Alexis Rojas se equivocó en la salida y la bola le quedó al lateral Vladimir Quesada, quien se la sirvió al argentino para que la enviara al fondo de pierna derecha.
Nostalgia
Darío quería volver a Costa Rica, pero no había podido hacerlo. Todo se acomodó para que tocara suelo tico el miércoles pasado.
Galbarini llegó al país con su pareja, Nicole, y ambos estuvieron en la platea oeste de la Cueva, para el duelo contra los caribeños.
“Siempre paso pendiente de Saprissa, tengo comunicación con algunos excompañeros y me da alegría, placer ver, que Saprissa siempre está peleando el campeonato y espero que puedan obtener el bicampeonato.
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“Estar en la Cueva me hizo muy feliz, el ambiente ese día estuvo muy lindo y me encontré con gente que me trató muy bien. A Vladimir lo saludé antes de empezar el juego y luego de la conferencia de prensa conversamos un poco, me dio mucha alegría verlo, porque en aquel partido me hizo el pase para el gol y le deseé lo mejor”, destacó.
Aunque han pasado muchos años, el argentino dijo que la Cueva se conserva muy parecida a aquel estadio en el que jugó cuando era un chiquillo.
“Los banquillos estaban en el lado este, pero me gustó ver que los camerinos están renovado, la cancha en buen estado”, manifestó.