Para un aficionado del Cartaginés es imposible no hacerse la siguiente pregunta al ver a los Toros del Norte coronarse campeones: ¿por qué San Carlos sí pudo y nosotros no?
La respuesta fácil es porque en el equipo norteño sobra de lo que ponen las gallinas, pero qué va, es mucho más complicado.
Voy a empezar por lo que me parece más importante: San Carlos cuenta con estabilidad económica y es apoyado por empresarios de la zona. Entonces más de uno me dirá, pero Cartaginés económicamente ya está bien, primer error. La realidad es que llegó alguien a poner orden, pero las deudas, aunque ya están al día, hay que seguir pagándolas. El primer y más importante objetivo del club es cancelar lo que se debe.
Para lograr esa estabilidad económica en la zona norte unieron fuerzas, Sergio Chaves, presidente de la Asociación Deportiva San Carlos; Luis Carlos Chacón, quien es gerente general del equipo, y por último el alcalde, Alfredo Córdoba, se pusieron la chema y empezaron a jalar todos para el mismo lado.
En cambio en Cartago la guerra de poderes tiene casi los mismos 80 años de la sequía de títulos, demandas entre exdirectivos, zancadillas en las asambleas de socios, personas que se arriman con claros intereses políticos, aquello da risa y a la vez mucho miedo.
Según una nota publicada en Columbia días atrás, San Carlos cuenta con 34 patrocinadores, de los cuales la mayoría, por no decir todos, son de la zona norte del país, entre los que figura la municipalidad.
Mientras tanto en Cartago los empresarios brumosos le dieron la espalda al club, patrocinios como el de la muni o Mucap quedaron en el olvido.
De hecho, en una reunión, Adrián Jiménez, presidente brumoso, confesó que ya empezó a tocar puertas en otras provincias porque el apoyo en Cartago no ha sido el esperado.
Usted estará pensando ahora: “en San Carlos todo mundo quiere invertir porque vienen peleando finales".
Pero no, el proyecto norteño inició cuando el equipo descendió (abril de 2017). Solo imagínese la reacción de los empresarios brumosos si el equipo desciende, si ahorita con un proyecto serio encabezado por Jiménez, le están dando la espalda, no quiero pensar si bajamos a segunda.
Y ahora viene la parte que muy probablemente a usted le va a incomodar: la afición.
La afición brumosa tiene mucha culpa de que el ansiado título no llegue. Lo primero que tenemos que hacer es dejar de lado ese cuentico de que somos la mejor afición del país, dejar de ser seguidores detrás de un teclado y darse una vuelta cada domingo al Fello Meza.
José Pablo Meza, miembro del equipo de prensa del equipo, hizo un comentario en estos días lleno de razón.
Meza explicaba cómo habría reaccionado la afición ante las acertadas contrataciones norteñas si se dieran en Cartaginés.
“Esteban Ramírez, Marvin Obando e Ismael Gómez: Si Cartaginés los hubiese fichado la gente crucificaría a los responsables porque ‘son Heredianos, no van a sentir el amor a la camiseta’. Álvaro Saborío: ‘Para que traen a ese tronco, ya está muy viejo. Viene solo a robarse el sueldo’.
"José Luis Cordero: ‘Si la Liga lo echó es por algo, no sirve. Seguimos recogiendo los desechos de otros equipos’. Alberth Villalobos: ‘Como vamos a traer a un jugador a préstamo del Herediano’”, escribió Meza.
La afición brumosa es tóxica, cargada de vibras negativas y, si realmente queremos alzar un título, a los aficionados nos tocará también cambiar y poner nuestro granito de arena.
Claro está que a los puntos mencionados hay que sumarle la débil mentalidad de los jugadores, quienes una y otra vez se ven superados por miedos y barreras que solo están en su cabeza.
Por todo esto San Carlos sí pudo y Cartaginés no.