Cuando nos referimos a la impotencia sexual, hablamos de la disminución o en la total capacidad de generar una erección.
La impotencia puede ser clasificada en diferentes tipos y es importante conocer a qué puede deberse. Hay muchos factores, entre ellos la edad, los medicamentos, los hábitos de vida, el consumo de drogas, problemas psicológicos o trastornos circulatorios, entre otros.
Puede provocarse debido a una enfermedad sistémica, tal vez sea el caso de pacientes con diabetes, que resulta que quizás no tenían el diagnóstico exacto de diabetes y la impotencia es provocada por la obstrucción de los pequeños vasos sanguíneos a nivel del pene.
Otros pacientes presentan alteraciones en su potencia sexual, debido a problemas de índole emocional, por ejemplo pacientes que viven con mucho estrés.
Otro problema es la automedicación. Por eso, si usted cree que está en esta situación, debe realizarse un examen de análisis médico, para dar con el diagnóstico más adecuado e iniciar el mejor tratamiento.
Una vez que se detecta algún problema de impotencia, se recomienda el tipo de tratamiento: por ejemplo, en el caso de pacientes con trastornos depresivos, se analiza si es necesario que lleve terapias sicológicas, para lograr mantener mejorar el estado de las erecciones.
A otros se les envían medicamentos dilatadores arteriales, que van a generar un mayor flujo sanguíneo en la zona que nos interesa, logrando así mayor intensidad y durabilidad.
Algunos productos naturales pueden ayudar, sin embargo, hay que tener cuidado con las combinaciones que se realizan, pues algunos productos no tienen registro médico del Ministerio de Salud, por lo que tienen componentes de dudosa procedencia.
Para consultas y comentarios puede enviarnos un mensaje al 8904-5999, con el Dr. Coto.