Allan Madrigal está enamorado de los autos antiguos y desde hace años buscaba conseguir un Jeep Willys, ya que los pick up son las naves que más le llaman la atención.
Este vecino de San Rafael de Heredia se considera una persona de otra época, por la pasión que siente por los carros viejitos.
Gracias a un amigo, que es mecánico de jeeps, encontró un Jeep Willys modelo 54, un chuzo americano, que por muchos años usaron para jalar café en Cartago.
“Estaba buscando un carro de esos y gracias a mi amigo encontramos uno en un taller en Tres Ríos. La verdad estaba un poco abandonado, pues el antiguo dueño, don Carlos (no dijo el apellido) pensó en restaurarlo, pero no tuvo el tiempo para trabajar en él y por eso accedió a vendérmelo”, comentó.
Para este administrador aduanero, el meterle mano a su chuzo ha sido un proceso difícil, pero al día de hoy, está más que satisfecho con el resultado.
“Al ser un carro antiguo, hay que mandar a traer algunas piezas al extranjero, acá logré conseguir algunas cosas, aunque estuvieran usadas. He sufrido, pero me gusta el resultado.
“Hasta ahora y después de tres años, siento que el carro está a un cien por ciento en la parte funcional. En esos carros siempre hay que mejorarle cosas y me gustaría invertir en otros detalles, pero ahora está casi que recién salido de una agencia”, expresó.
Arriesgado
Originalmente, el jeep era rojo, pero Allan decidió arriesgarse y cambiar su color.
“El motor estaba bueno, pero no tenía asientos, nada en el interior, no traía la alfombra, había que hacerle reparaciones en el piso, se tuvo que pintar y escogí el amarillo. Cuando lo vimos pintado pensé que se parecía a un pollito y así se quedó, le decimos el Pollito”, manifestó.
Otras de las mejoras que Madrigal le hizo al carrito fue conseguirle un cajón nuevo. También le puso dirección hidráulica, para que quedara más suave y tiene frenos booster.
“Me gustaría ponerle frenos de disco, para que el carro quede más seguro. Es un carro manual de tres marchas, la caja de cambios se llama T90 y son cambios a la inversa, donde la primera es hacia abajo y la segunda hacia arriba.
“El motor es de 3700 centímetros cúbicos, de seis cilindros y alcanza una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora, no es un carro veloz, pero sí de mucha fuerza. Es de dos puertas y en él pueden viajar tres personas”, afirmó.
Para ir a la feria
A diferencia de otros coleccionistas de autos antiguos, Allan sí les saca el jugo a sus vehículos. Lo usa para ir a la feria, al supermercado, para pasear los fines de semana y lo inscribe en cuanta exhibición de autos antiguos se realice.
“En total tengo cuatro carros antiguos, no me gustan los carros modernos. No sé de dónde nace esa pasión, seguramente la heredé de mi papá que tiene un Mustang antiguo. Además, cuando yo estaba pequeño, él tenía otros dos carros antiguos.
“Al que le gusta este tema debe tener paciencia, porque el carro pide mucho, pero igual da muchas satisfacciones. No es para cualquiera, porque mucha gente no está dispuesta a que el carro le falle, pero los amantes de este tipo de carro sabemos que en algún momento puede fallar”, añadió.
Allan tiene en su casa un BMW modelo 75, un Chevrolet Silverado modelo 77 y otro Jeep Willys, pero modelo 47.
“En esto me parece que hay que saber rodearse de las personas adecuadas para que te ayuden a conseguir piezas. Pertenezco a un grupo de pick ups antiguos, que se llama American Old Trucks y entre todos nos ayudamos. También estoy en otro grupo llamado Willys Pasion Costa Rica, donde organizamos exhibiciones, ya que compartimos la misma pasión”, señaló.