Álvaro Montes es un amante de los motores y por eso, desde hace 7 años, le puso alma, vida y corazón para preparar su ‘Pitbull’, un Chevrolet Camaro del 83, tercera generación, para que arrase en las pistas de La Marina, en Guápiles.
En el 2019 el carro estaba listo para estrenarse, pero debido a la pandemia por el covid-19 tuvo que hacer una pausa y debutó en las carreras en noviembre del año pasado.
“Mi mecánico le puso Pitbull, porque dice que es muy bravo”, comentó entre risas.
Montes comenzó a buscar nave hace siete años, preguntó en Facebook quién tenía un chuzo que le vendieran y un muchacho le mandó fotos y lo invitó a que lo fuera a ver.
“El muchacho tenía varios carros americanos en venta, él es dueño de un taller y por una cuestión de espacios necesitaba deshacerse de ciertas carrocerías.
“Adquirí el vehículo sin motor ni nada, mi mecánico, Frank Monge, me estaba preparando un motor y todo se hizo desde cero y muchas de sus partes las mandé a traer desde Estados Unidos”, contó este vecino de Santa Ana.
Amor americano
Álvaro es ingeniero en sistemas y contó que el amor por los Camaro viene desde que era un chiquillo, gracias a su papá, llamado igual que él.
“Siempre me han gustado los carros americanos, mi papá tuvo una venta de repuestos de carros americanos y de ahí nació mi pasión por este tipo de vehículos.
“Me atraen los autos deportivos y le quise dar a este carro un toque aerodinámico, porque tiene como ese paso entre lo viejo y lo moderno, tiene partes de carros modernos, frenos mejorados, venía con el sistema de vidrios y espejos eléctricos, pero sigue siendo un carro como una línea clásica y este concepto me gusta de él”, manifestó.
Álvaro recordó que la nave se encontraba en buen estado, pero tuvo que invertir en pintura, porque originalmente era negra, él la pintó vino y luego, a los tres años de tenerla, la volvió a pintar negra.
“El motor es un V8 de 6.3 litros alterado, tiene dos puertas, en los papeles dice que su capacidad es para cinco personas, pero en realidad es de cuatro, para que todos puedan ir cómodos.
“Los asientos son negros, forrados en tela, tiene detalles en cromo, como la palanca de cambios, los botones. Tenía una caja automática, pero como lo uso para competencias, se modificó y actualmente tiene un híbrido entre manual y automático, porque no tiene clutch, pero yo hago los cambios”.
Una pasión
Álvaro es el presidente y fundador del Club Camaro de Costa Rica, desde hace 10 años.
Como la adrenalina y los motores son lo suyo, desde chiquillo se hizo de la idea de tener un carro para competir y, por eso, ha trabajado para que el Camaro rompa el asfalto en carreras de carros de cuarto de milla.
“Este es un carro de calle, pero tiene la potencia para llevarlo a correr. Tiene todo al día y cuando lo llevo a correr le cambio las llantas y mi mecánico me lo prepara.
“También lo usamos para llevarlo a exhibiciones, los fines de semana nos vamos a pasear en él, lo llevo a reuniones del club y lo disfruto con mi esposa Verónica y mi hijo Andrés, quien ya está heredando la pasión y le gusta ayudarme a darle mantenimiento al Pitbull”, manifestó.
El año pasado se llevó un sustillo, pero que por dicha no pasó a más.
“En noviembre del año pasado íbamos a probar el nitrógeno, en la salida se le desprendió una llanta por la potencia que tiene, no aguantó el caballaje y estamos esperando que venga un diferencial nuevo para montarlo y volver a competir, que posiblemente sea en junio”, explicó.