Un Chevrolet Luv llegó a la familia de Carlos Quesada en 1974, año en que se lanzó, para que su papá, también llamado Carlos, se ganara la vida con la siembra de arroz, tabaco y café, en la finca que tiene entre Parrita y Puriscal.
El Pichirilo, como le decía su papá fue toda una sensación en Puriscal centro, pues gracias a este carrito, don Carlos ayudaba trasladando enfermos y también lo usaba para hacer mandados, para los paseos de la familia, el trabajo, en fin, se le sacó el jugo para todo.
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“En el 2000 mi mamá, María Ester, se enfermó y mi papá lo dejó en la cochera de la casa. En eso también llegó Riteve y los carros viejos no pasaban y en el 2010, cuando empecé a trabajar tuve la idea de repararlo.
“Duramos cuatro o cinco años restaurándolo, se desarmó tornillo por tornillo, pieza por pieza, mandamos a traer piezas de Asia, de Estados Unidos, compramos otro carro que estaba en una chatarrera solo para repuestos y en el 2015, luego de trabajo, carreras y congojas, logramos echar el carro a la calle y se ha portado muy bien”, contó.
Este administrador de empresas afirmó que en el Chevrolet aprendieron a conducir él y sus 5 hermanos y son los varones quienes más se han involucrado en el cuido de esta joya.
El Luv es de origen japonés, ya que se monta sobre una carrocería de Isuzu. Esto de dio porque durante la crisis del petróleo, los fabricantes de autos americanos se unieron con japoneses.
“Mi papá lo quería vender en algún momento y nos opusimos todos. Decía que le estorbaba y yo fui el que logré convencer a mis hermanos (Luis, Alberto, Erick no se involucró tanto porque es sacerdote) para que lo restauraramos. Mis hermanas (Hannia y Sonia) no se metieron tanto; sin embargo, el carrito actualmente está en la casa de Hannia”, dijo.
Hermoso
El Chevrolet tiene un motor Isuzu de 1.600 centímetros cúbicos. Originalmente era color crema, pero Carlos le agregó una línea café oscuro.
Tiene capacidad para 3 personas, su caja de cambios es manual, de 4 velocidades y se le pusieron frenos de disco.
Los asientos son negros y tiene los bordes en crema. El dash es negro, no tiene radio porque originalmente no lo tenía. Se le cambiaron los espejos, las copas, las luces. Todo se le puso nuevo.
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El Luv en este momento se usa poco, Carlos asegura que está jubilado.
“Recién restaurado lo sacaba un poco más, pero no tenía a mi hija Luciana y ahora me limito un poco. A partir de enero lo voy a tener en mi casa porque estoy haciendo un espacio para guardarlo acá.
“En la pandemia lo usaba mucho porque era placa impar y lo uso más en verano, de vez en cuando lo uso para pasear, hacer mandados, pero se saca más para exhibiciones.
Don Carlos padre sigue vivo y él también aprovecha de vez en cuando el carrito.
Él se emociona mucho con el carro, le trae muy buenos recuerdos y se llena de felicidad porque lo conservamos y esperamos tenerlo muchos años más”, aseguró.
¿Le han salido pretendientes al Chevrolet?
“Todo el mundo tiene que ver con el carro, donde yo me pare tienen que ver con el carro, me lo piropean mucho”, afirmó.