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La selección peruana dio la campanada en la segunda semifinal de la Copa América al derrotar este miércoles 3-0 a Chile, en una edición más de un clásico del Pacífico que como es la costumbre jugó con el corazón.
El fútbol, la política y la guerra nunca deberían mezclarse, pero históricamente eso no ha sido posible y suele terminar en una mezcla que le mete otro ingrediente a los partidos y esto se notó este miércoles.
¿Cómo se puede explicar ver a un equipo peruano tener una noche de ensueño, con tanta contundencia en el marco rival y mucha solvencia para defenderse cuando el torneo apenas había tenido un rendimiento regular?
Perú no le pudo ganar a Venezuela en el debut de la Copa con un triste 0-0, recibió una goleada de escándalo de 5-0 ante Brasil, su rival del domingo y en la primera fase solo le ganó a la débil Bolivia por 3-1.
Después eliminó a Uruguay en los cuartos de final usando la técnica del murciélago, es decir con los once jugadores colgados debajo del marco, esperando ver qué podía sacar de los penales.
Se habló mucho en la previa del clásico del Pacífico, de su historia, de los conflictos que han tenido los dos países, de las apuestas que iban 5-1 a favor de Chile, cosas que a la hora de la verdad, sirvieron para inyectar a los peruanos.
Más allá de cualquier rivalidad, el cuadro inca tenía al frente al bicampeón de América, con jugadores en las mejores ligas del mundo y claro favorito para llegar a la final en el Maracaná, pero Perú no llegó en plan pacífico, todo lo contrario.
Chile no salió a regalarse, tocaba la pecosa y procuro hacer el juego que le permitió amarrar a Colombia en los cuartos de final, pero sufrió horrores cuando perdió la pecosa, debido a la velocidad peruana.
Los cuatro jugadores que Perú tenía de la media cancha para adelante le generaron todos los problemas del mundo a Chile, además de Cuevas y Paolo Guerrero, André Carrillo era un avión que no le veían ni la sombra y Edisson Flores a los 20 minutos abrió el marcador.
El volante cazó un centro desde la derecha luego de que Carrillo la cabeceó y bajó la pecosa para anotar con un remate cruzado.
Chile buscó igualar, pero Perú estaba muy bien parado en la cancha y más bien amplió el marcador al aprovechar una inexplicable salida del arquero chileno Gabriel Arias por el costado derecho, a los 38.
Carrillo le ganó el viaje a Arias y mandó de una vez un centro, que lo agarró Yoshimar Yotún afuera del área y de una vez remató mientras el portero trataba de volver al marco a la desesperada, pero sin éxito.
El primer tiempo acabó con un 65% de posesión de pelota para Chile, lo que explicaba un poco el partido, a pesar de tener mucho la bola, no sabía qué hacer con ella o no podía retenerla ante la marca peruana.
Para el segundo tiempo, Perú apostó a ser práctico, porque el obligado era el rival, que adelantó líneas y se volcó adelante en procura del empate. Eduardo Vargas pegó un cabezazo en el poste y asustó a los incas.
Luego el meta peruano Pedro Gallese mostró que también era su noche y tapadón tras tapadón mantuvo intacta la ventaja peruana ante la metralla del rival.
Ni siquiera de penal pudieron anotarle cuando Eduardo Vargas se quiso pasar de listo y le hizo un remate a lo Panenka que el meta se llevó fácil.
Los incas no renunciaron a ataque y metió un contra golpe letal para liquidar al minuto 93 con el gol de Paolo Guerrero al resolver en un mano a mano ante Arias.
Los últimos minutos más bien sirvieron para que la barra peruana terminara coreando el “ole” y burlarse de su eterno rival. Perú cerró con broche de oro una noche de ensueño.
