Don Julio Cascante Warren es un fiel aficionado al fútbol, pero más a su hijo, el seleccionado nacional Julio Cascante Solórzano.
Tanto así que cuando Julio militó en el Deportivo Saprissa, le tuvo que decir a su papá que se cambiara de equipo pues cómo iba a ser él del cuadro tibaseño y el padre aficionado a otro club.
Don Julio hizo caso, como lo haría cualquier papá que apoya a su hijo, pero le realizó una advertencia: “Solo porque usted juega en Saprissa, cuando ya no esté allí, no”, le dijo el papá.
Y así fue. Una vez que Julio dejó de jugar con el Monstruo, su papá siguió siendo un fiel seguidor del Club Sport Herediano, el equipo de sus amores.
La mamá de Julio, doña Yesenia Solórzano, sí es aficionada morada y estaba muy contenta cuando su hijo jugaba en Tibás.
Julio es uno de los jugadores que está convocado para el importante partido de repechaje entre Costa Rica y Honduras, del sábado 23 de marzo, en Dallas. El ganador de ese partido clasificará a la Copa América, que se jugará entre junio y julio de este año.
Limón 2000
Cascante inició su carrera con el Brujas en la época en que Minor Vargas era el presidente, luego pasó al Orión, jugó con la UCR y luego saltó al Saprissa, antes de dar el paso a la MLS.
El defensor está en Estados Unidos desde el 2018 y ha jugado en el Portland Timbers y actualmente en el Austin FC.
La Teja habló con don Julio, quien hace un mes dejó a un equipo de ligas menores de Limón 2000 porque ya no le puede dedicar tiempo debido al trabajo.
“Cuando él era el capitán de la sub-23 fue cuando se dio lo de Saprissa. Paulo Wanchope le dijo: ‘Si se desliga lo llevo a Saprissa’, y así fue. Como a los tres día de eso nos llamó y nos dijo: ‘Voy para Saprissa’, la mamá de él, mi esposa, no creía porque ella sí es saprissista. Yo soy herediano”, explicó.
“Me tuve que hacer morado porque es lo que hacen los papás, hasta me trajo una camisa y me la tenía que poner por él, pero ya no”, expresó de forma jocosa don Julio.
“Estoy superorgulloso de él. Es un ejemplo para los muchachos de Limón 2000, allí lo admiran porque él ha luchado. Es tranquilo, no es de fiestas, ni de salir, es muy disciplinado y siempre está pendiente de nosotros”, expresó.
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Julio es el menor de tres hermanos (pero él es el hijo único de su madre, doña Yesenia) y aunque su padre tenía un equipo, a Julio no le gustaba mucho entrenar con el papá.
“Yo le regañaba (se ríe), le decía cosas y no le gustaba. El equipo ya no lo puedo tener porque ahora paso doce horas en el trabajo y no me queda tiempo. Hace un mes se deshizo el equipo”, añadió.
Decidido
Contó que su muchacho triunfó en el fútbol por su determinación, pues con 15 años decidió jalar para Brujas a probar suerte. Y allí contó una anécdota.
“Lo llamaron de Brujas para que fuera a hacer una prueba, pero la mamá no le dijo que lo habían llamado, ella no quería que se fuera, es su único hijo. Pero a los tres días se dio cuenta y se fue solo. Sin embargo, Brujas descendió y todo se vino abajo”, recordó el papá.
Luego de eso lo agarró Orión FC, pero las cosas administrativamente no andaba bien y el papá le dijo que se regresara. “Aquí tiene donde vivir”, le dijo.
A los pocos días, recibió la llamada de la UCR.
Y, estando allí, se dio lo de la Selección y lo de Saprissa.
Por teléfono
Cascante aprendió a ser independiente a punta de teléfono, según cuenta el señor. “Llamaba a la mamá y le preguntaba cómo se preparaba tal cosa y así aprendió. Ahora es un ‘chef’”, dijo.
El defensor no ha perdido la costumbre de hablar con sus papás y don Julio dice que todos los días, a eso de las 9 de la noche, los llama y habla un buen rato con ellos.
“Es un buen hijo, un gran muchacho. Con sus hermanos se lleva bien y es muy querido”, dijo.
En conclusión, la historia de Julio Cascante y su padre ejemplifica el vínculo especial que puede existir entre un jugador de fútbol y su familia.
Desde el cambio de equipos hasta el apoyo incondicional, este relato muestra cómo el deporte puede unir y transformar relaciones, dejando un legado de orgullo y admiración familiar.