Erick Rodríguez, el papá del delantero de Saprissa Ariel Rodríguez, expresó que a su hijo le corre demasiada sangre morada por las venas y que, a veces, se pasa de saprissista.
Erick fue jugador de primera división, goleador como su hijo, con un gran paso por el Uruguay de Coronado y Cartaginés. Por eso, La Teja lo abordó para hablar de su hijo y del posible bicampeonato morado.
Ariel es uno de los tres jugadores que ganaron el bicampeonato con Saprissa en el Verano e Invierno 2014, los otros son David Guzmán y Marvin Angulo.
La escuadra tibaseña será visitante este jueves ante Alajuelense, a las 8 de la noche, en el Alejandro Morera, y recibirá a los manudos el domingo a las 6 de la tarde en la Cueva.
Los morados perdieron la primera oportunidad de ser bicampeones en la final de la segunda fase, que ganó Alajuelense con un global de 3 a 1.
El tata del goleador dijo que no recuerda mucho del bicampeonato del 2014, pero que la adrenalina que sienten hoy y la emoción es la misma de ese entonces.
“Le puedo decir es que la vivencia que uno tuvo aquella vez es como hoy, lo que siempre se encuentra uno es esa adrenalina que corre para estos partidos; principalmente, los jugadores. Uno que está afuera de la cancha no se da cuenta, pero hay una adrenalina rica, una sensación que uno como futbolista la entiende”, expresó Rodríguez.
Eso sí, apenas se entra al terreno de juego, esa adrenalina se convierte. “Ya cuando uno se mete al partido es otra cosa”.
-¿Hablan del bicampeonato?
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Yo a veces ando de majadero diciéndole cosas, porque uno fuera de la cancha ve cosas que en ese momento el jugador no ve. Uno siempre le habla, les da consejos, pero ellos son profesionales, ya saben lo que deben hacer fuera y dentro de la cancha, pero igual le paso hablando y dándole motivación, sé que está al tope, pero me encanta estar recordando la clase de jugador que es.
- ¿Qué cosas le dice?
Él es un goleador, centrodelantero nato, le digo que se mantenga más en el área, sé que los entrenadores piden que salgan a pivotear y buscar espacios. Antes era un centrodelantero molestando y distrayendo al central y al cuarto, ahora tiene que salir y que entren otros a encontrar espacios, pero le digo que, en la mayoría, trate de mantenerse porque una bola que llega al área si está allí él la va a meter, es lo que siempre le estoy diciendo, pero me dice ‘tiene que entender que me sacan a pivotear’; sí, pero tiene que tratar de mantenerse un poquito en el área, le insisto.
-¿Uno siente que Ariel Rodríguez es de los jugadores queridos por la afición?
- Lo que pasa es esto, si un equipo no está trabajando bien, no se van a ver las figuras, no se va a poder ver el hombre a hombre, si no se trabaja bien, la gente te chifla, pero veo que este Saprissa tiene un buen grupo, los que están jugando lo hacen bien, los de cambio lo hacen bien, hay un grupo homogéneo.
Hay estadísticas que demuestran que siempre en los partidos importantes Ariel está presente, si no anota tiene el pase de gol, es importante en partidos claves. Me siento tranquilo, sé que es profesional, es majadero, le corre demasiada sangre morada, es muy saprissista y ama al equipo.
-¿Pero por eso a él no es de lo que lo chiflan?
A excepción de Mariano Torres siempre el jugador tiene un momento donde hay un bajonazo, cuando es así, la gente ve que no trabajan bien, pero siento que Ariel en lo que he visto siempre ha obtenido, puedo decir que un 70 u 80 por ciento que lo quiere. Habrá alguno que hable más, pero son los menos, siempre oigo que dicen que se entrega al máximo. Es un morado más.
-¿Usted le enseñó a él de niño a jugar, se lo llevaba a las plazas a tirarle centros?
Eso sí hubo, él le dirá que no, pero tengo fotos cuando jugaba, lo llevaba a Cartago, a Uruguay, a Puntarenas, a los dos, al mayor también, era bueno, pero no quiso seguir. Ariel siempre fue jugador, fue esforzado, en momentos difíciles siguió, me gustaba andar con ellos. Yo agarraba la bola me agachaba un poquito para que le diera con la izquierda o con la derecha y más grande me los llevaba a las mejengas, a los dos, a jugar conmigo.