Panamá le tiene puesta la medida a Costa Rica y nos volvió a vencer en casa, 1 a 0, en el juego de ida de la Liga de Naciones de la Concacaf. ¡Los canaleros nos tienen de hijos!
Pero la serie no está decidida, todo se definirá el lunes en Ciudad de Panamá, en el juego de vuelta, aunque es claro que los canaleros tienen todo para pasar a las semifinales y dejar a los ticos, otra vez, a las puertas de intentar llegar a una final en un torneo regional.
El llamado por muchos como el “nuevo clásico de Centroamérica”, más por los panameños que por los costarricenses, quedó a deber en cuanto a emociones en los marcos.
Sí tuvo mucha intensidad, se jugó con dientes apretados y hasta por tramos fue un partido bravucón, con un rival que quiere hacer prevalecer su historia, como lo es Costa Rica, y otro que saca pecho con los últimos resultados, que lo colocan en la cima de la región.
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Ticos y canaleros no se dieron tregua, cada quien confió en sus armas, en sus virtudes e intentó imponerse, pero ninguno lo pudo hacer.
Los ticos con más vértigo, velocidad y empujados por más de 30 mil almas a quienes no les importó la lluvia y las condiciones climáticas. Panamá, con más pausa, con más control de la pelota, con esa valentía de mirar a los ojos a la selección más exitosa a nivel de Centroamérica, sin miedo y de visitante.
Esa dinámica deparó un juego intenso, donde la pelota se peleó centímetro a centímetro, hombro a hombro, pero esa disputa mermó las ocasiones claras de gol. Sí hubo aproximaciones, remates, centros, paredes, todos los recursos, pero el ímpetu de las defensas minimizaron al máximo las opciones.
En los albores del juego, al 11′, la nacional tuvo una llegada, con un centro de Brandon Aguilera que desvió Francisco Calvo en primera instancia y Juan Pablo Vargas terminó de rematar, pero la bola le llegó al portero Orlando Mosquera.
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El juego nunca bajó de revoluciones, al punto que al 18′ se armó una trifulca cuando Jeyland Mitchell se fue a defender a Brandon Aguilera y se metieron los panas. Se quiso armar la cámara húngara, pero solo resultó en una amarilla para José Fajardo y para el tico, que se perderá el segundo partido por acumulación de tarjetas.
Luego, al 43′, Alonso Martínez nos dio un alegrón de burro. Se escapó solo, quedó mano a mano con el portero, un defensa lo barrió, era un claro penal, pero el delantero salió adelantado y señalaron el fuera de juego, correctamente. Costa Rica tuvo arrestos con Martínez, quien, sino está en la MLS, se complica frente al marco e hizo una de más cuando estaba solo con Mosquera y lo marcaron.
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Pero la visita empezó a controlar mejor los ánimos, la pelota, el partido. Michael Murillo le puso un centro espectacular a José Fajardo al 60′ y el delantero la botó inexplicablemente, pero tres minutos después, Adalberto Carrasquilla entró con bola dominada al área y fue barrido por José Pablo Vargas. Jugada futbolera, a veces sale, a veces no. Penal claro que el árbitro no dejó pasar.
Fajardo cobró de buena forma y puso arriba a los panas, al 65′.
Contra la espada y la pared, Claudio Vivas metió a Joel Campbell, buscando un empate que a esas alturas se veía complicado. Los ticos no solo habían perdido el control del juego, también los caminos a gol, las conexiones, no el espíritu de lucha, está claro.
El primer intento con esa circunstancia llegó al 77′, con Joel como figura, se quitó marcas de encima, abrió con Manred Ugalde y este centró pasado a Calvo. El defensor remató de cabeza, pero desviado, algo que ocurre poco con el central goleador.
Los minutos pasaron, Panamá se paró bien, Costa Rica no pudo con el cerrojo y de visita deberán lograr lo que no pudieron en el Nacional.