Carismático, pulseador y comprometido con su familia, así es Pablo Arboine, jugador del Deportivo Saprissa que nos concedió una entrevista, luego de lograr el bicampeonato con los morados, en la que conocimos unas facetas muy diferentes del defensor.
A continuación, la entrevista que cuenta varios episodios de su vida, los retos que ha logrado superar y los detalles que le inflan el pecho de orgullo.
-¿Cómo fue la infancia de Pablo Arboine en La Francia de Siquirres?
Al inicio fue como todo niño, en la plaza del pueblo, con mis compañeros de kínder y de escuela, después íbamos a mejenguear a la plaza y algunas veces llegaba tarde de la casa, por lo que se venían los jalones de oreja por parte de mi mamá cuando no llegábamos a tiempo.
Tal vez las ligas estaban buenas y uno llegaba un poco más tarde. Mi abuela, la que nos cuidaba en ese momento, me regañaba un poco, pero los inicios fueron muy bonitos en un pueblo muy pequeño, pero muy futbolero en el que se respira el fútbol y del que han salido grandes jugadores.
-¿Cuál fue la mentira más loca que dijo con tal de irse a mejenguear?
Fue que iba a hacer una tarea, estaba castigado porque me había portado mal y me habían mandado boleta, entonces dije que iba a hacer una tarea con el fin de ir a mejenguear, pero como el pueblo es muy pequeño se dieron cuenta, ya que un tío que se bajó del bus me cantó. Horas después mi mamá me regañó cuando regresó a la casa.
- ¿Usted alguna vez trabajó en las bananeras?
En donde nosotros vivimos no había una bananera cerca, estaba más cerca la piñera que está a un kilómetro, para ir al río uno pasaba por ahí y a veces agarraba una piña y me la llevaba para comer con los compas.
Lo que más hacíamos era montar a caballo y ayudar con el ganado, con mi abuelo y varios amigos.
A las bananeras íbamos a mejenguear los fines de semana con el equipo de La Francia a otros barrios, como San Alberto, Imperio, San Rafael y San Martín.
-¿A partir de esas mejengas empezó a surgir de manera profesional en el fútbol?
Sí, fue cuando el papá de un amigo que trabajaba en Guápiles hizo unas visorias en el polideportivo de Guápiles, preguntó si nos podía llevar, fuimos cinco a una prueba y después se hizo un partido y hubo un problema.
Al final, el técnico nos dijo que nos quedábamos todos y al siguiente día estábamos inscritos, pero como antes era con un carnet, solo nos dijo que lleváramos una foto tamaño pasaporte, la pegó encima de la otra y jugamos con un nombre falso.
LEA MÁS: Video: Manfred Ugalde se luce con gol y asistencia para guiar al Twente a competencia europea
-Hemos escuchado en otras entrevistas que se ha tratado con un sicólogo ¿Cómo ha sido ese proceso?
Eso fue hace muchos años, aproximadamente hace cinco años, cuando me empecé a tratar con él. En las primeras sesiones no estaba de acuerdo porque decía que yo no estaba loco y que no necesitaba la ayuda de un sicólogo, pero después, tratándolo poco a poco, fui notando la ayuda que me iba generando y que todos los cambios que estaba haciendo en mí, se estaban reflejando en la cancha.
Iba dos veces por semana con el sicólogo, pero conforme íbamos cambiando las sesiones se fueron reduciendo, hasta la fecha me apoyo en él, especialmente en algunos momentos en lo que no me va tan bien.
Siempre lo he comentado en las entrevistas que he tenido, cuando nació mi hija, quise ser un papá diferente, mi esposa me dijo qué tipo de papá debía ser para ella, por lo que sabía que debía cambiar, ser una persona más disciplinada y ordenada en mi vida para ser un ejemplo para mi hija.
-¿Qué tanto lo marcó la discusión que tuvo con un directivo del Santos en el 2021?
Eso fue lo más loco que he hecho en mi vida, porque estaba en un momento de ira, estábamos quedando eliminados de la semifinal contra Herediano, pasó lo que pasó y no estaba pensando, no estaba en mis cabales. Hasta el siguiente día, ya más en frío, analicé y me pregunté: ‘¿qué hice? o ¿qué pasó, ya que venía haciendo esas cosas y de la nada exploté?’.
Me prometí que no volvería a pasar, porque al final es un escándalo público que se ve muy feo, tenga o no la razón de lo que haya pasado, es algo que futbolísticamente hablando, no se ve bien ante los ojos de la gente y para uno como persona no es algo que uno lo llene ni lo haga sentir orgulloso.
-¿Cómo terminó el asunto?
El problema fue con el hijo de un directivo, don Gustavo Piedra, con quien me llevo muy bien, él (el hijo) trabaja en una fábrica cerca de donde vivo, lo conozco desde hace muchos años y nos llevamos bien. Al siguiente día nos disculpamos y arreglamos el problema.
-¿Cómo fueron esos inicios en el Saprissa?
Iba de camino hacia Cartago cuando recibí la llamada de mi representante sobre la oportunidad de venir a Saprissa nuevamente, yo le dije que había otras opciones en la mesa, pero yo quería ir a Saprissa, económicamente eran mejores las otras, pero lo de Saprissa era un sueño que quería cumplir desde muy niño y quería estar acá.
Hablando con mi esposa, ella me recordó sobre la responsabilidad que conlleva vestir esa camiseta, representar a una institución tan grande en la que uno viene a luchar por un puesto y a hacer las cosas bien. Me recordó que aquí iba a estar expuesto a las críticas y a muchas cosas.
-¿En dónde tenía otras opciones?
Tenía opciones en Perú y Ecuador, uno de los clubes jugaba en la Copa Sudamericana, pero apenas llegó la opción de Saprissa, de una vez le dije que sí.
-¿Cuál fue el principal reto en Saprissa para que los aficionados creyeran en usted?
A inicio fue un poco chistoso, porque sabía que no debía ver redes sociales porque la gente no iba a estar de acuerdo con el fichaje, debido a las cosas que se habían dado con el tema del directivo, me veían como una persona indisciplinada y quizás la gente no estaba de acuerdo con mi llegada.
Llegué callado y a ganarme un puesto, el camerino me recibió muy bien, había muchas personas que conocía desde selecciones menores y por ahí la adaptación fue muy rápida.
También ya había trabajado con el profesor Jeaustin Campos en San Carlos y conocía su estilo de trabajo.
Las primeras seis fechas fueron difíciles, en el debut cometí un penal, a la quinta fecha me expulsaron, pero me aferré mucho en Dios, a mi familia y me dije que podía darle vuelta a esto.
Pude revertirlo y después de la sexta fecha el equipo empezó a levantar, logré anotar, empecé a agarrar más confianza con el equipo, las personas me mandaban mensajes de apoyo y me pasaban alentando. Un año después y con dos títulos, la afición me respalda al cien por ciento.
-¿Cuál ha sido el momento que más lo ha impactado en Saprissa?
Creo que fue en el primer partido de la semifinal contra la Liga cuando hicieron los del Dracarys (octubre 2022), fue muy impactante, fue algo superchiva y que solo había visto en los estadios de Turquía, pero llegó Saprissa a innovar en los estadios de Costa Rica, sentí algo tan bonito al ver cómo la afición se metió tanto y cuando cayó el primer gol, que me tocó marcarlo en ese momento, fue una alegría enorme ver ese estadio a punto de reventar, no tiene precio.
-¿En qué momento sentó cabeza y aterrizó la idea que estaba jugando en Saprissa?
Cuando se dio el primer entrenamiento con todas las cosas que te dan, porque Saprissa tiene muchas cosas más a nivel profesional y uno cae en cuenta de todas las cosas que conlleva vestir esta camiseta.
Casi nunca me han dado nervios, pero cuando jugué el primer partido contra Puntarenas, sentí un poco de nervios en casa y me dije: ‘puña esto es Saprissa’ , el estadio no estaba lleno por el tema del aforo, pero me impresionó, uno siente algo diferente, uno va aprendiendo poco a poco lo que es vestir esta camiseta, la responsabilidad que conlleva y que uno debe estar mentalizado.
-¿Cuál fue el compañero que le costó más ganarse su confianza y ahora son muy compas?
Tal vez no supercompas, pero sí me llevo muy bien y tenemos una buena relación con Mariano Torres, es un gran capitán.
Con Kendall Waston y David Guzmán ya había compartido en la selección y había tenido un acercamiento con ellos, pero creo que fue con Mariano. Cuando estaba en otro equipo lo respetaba y ya siendo compañero uno lo admira. Al principio sentía un poco de nervios y de vergüenza al hablarle, pero hoy bromeo con él.
-¿Es muy agüizotero?
No mucho, pero sí tengo ciertas rutinas antes de los partidos, que trato de no cambiar.
¿Cómo cuáles?
Como lo que como, las tenis que llevo, el bóxer que me pongo, muchas cosas de esas trato de no cambiarlas cuando me han dado éxito y cuando las cosas no van tan bien, cambio, si me vuelve a ir bien repito la rutina.
-¿Cómo explicarle a un aficionado morado en pocas palabras el ADN morado?
El ADN implica siempre salir a ganar, dejarlo todo en la cancha, un empate para nosotros es una derrota, la verdad no celebramos ningún empate porque el equipo quiere ganar en cualquier cancha.
Siempre se habla en el camerino que se quiere ganar, hay jugadores que han estado en mejores ligas y lo sienten más en comparación a uno que viene llegando, por eso ellos tratan de transmitir eso que es el ADN ganador que siempre se saca a relucir cuando las cosas no van bien, especialmente en esas etapas finales, ese es el carácter que tiene Saprissa.
-Si tuviera una máquina del tiempo y pudiera regresar cuando estaba dando sus primeros pasos en el fútbol, ¿qué consejo le daría el Pablo de ahora a ese chamaco?
Que aprenda a manejar el carácter y no sea tan impulsivo.