Los liguistas deberían hacerle un monumento al expresidente Oscar Arias o al menos declararlo aficionado de honor. Y no malinterpreten los rojinegros y menos las rojinegras. Lógicamente esos reconocimientos no tienen nada que ver con las dos lamentables denuncias de abuso sexual planteadas contra el también premio Nobel.
Obviamente el agradecimiento de los manudos no debe ser ni por la nueva denuncia penal planteada por una ex Miss Costa Rica, la noche del jueves, ni a la interpuesta el lunes por una activista antibélica que acusó a Arias de violación.
El aplauso de los rojinegros debe ser porque al estar todo el país metido de lleno en el caso Arias, tema de conversación en cada rincón del país, más la oleada de memes y chistes sobre el soberano escándalo, muy pocos han vacilado con la Liga y si lo han hecho, el asunto no ha tomado las dimensiones acostumbradas si el caso Arias no hubiera aparecido en medio.
En otro momento ver a la Liga en el último lugar de la tabla, con cambio de técnicos, con un juego que da lástima, perdiendo con equipos chicos en la celebración del centenario de su fundación habría hecho del pobre León manudo el pato de la fiesta, sin embargo, las denuncias contra el reconocido líder político, de 78 años, quien tuvo que alejarse de la agrupación verdiblanca que lo llevó a la presidencia, han opacado el negro desempeño del equipo alajuelense.
Y a como va la cosa, se ve más factible que Oscar Arias llegue a las 30 denuncias que la Liga Deportiva Alajuelense sume la ansiada copa número 30. Así o más feo.