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A mí personalmente me gusta el trabajo del analista arbitral de Teletica, Ramón Luis Méndez. Me agrada cuando se le planta a su jefe Jorge Martínez quien nunca ha tocado una pecosa y menos soplado un silbato.
Sin embargo, Ramón es de esas personas que despiertan sentimientos extremos, están aquellos a los a que les cae mal y no son pocos, y otros que medio lo bajamos.
Para esos que están lejos de ser un Ramón Luis Lover les tengo la solución para que lo dejen de ver en Teletica y es más sencilla que cambiar de canal.
El asunto es simple, si los árbitros de Primera División del fútbol masculino tuvieran al menos un 25 de la capacidad de la réferi Rebeca Mora, quien pitó la disputada final femenina de la noche del lunes entre manudas y moradas, Ramón Luis Méndez no tendría a quien criticar y por lo tanto no haría falta en la pantalla.
O sea, lo que hay que hacer es presionar a la Comisión de Arbitraje de Rodolfo Villalobos para que se deje de argollas y vuelva los ojos hacia las réferis femeninas como Rebeca o sus asistentes de la noche del lunes Kindría Agüero y Kembly Campos.
Y es que si seguimos encantados con el histórico llenazo de 17 mil personas en una partido entre mujeres atraídos por la honestidad, talento y entrega de las jugadoras de la Liga y del Saprissa, también merecen reconocimiento el trío arbitral y las que abrieron camino en esta difícil actividad, como Ave María Alpízar, primera réferi de fútbol masculino y Clareth Jiménez. Sin embargo, la última mujer en reaparecer en el fútbol varonil fue Marianela Araya y esa oportunidad se la dieron en el 2017 casi diez años después de que pitara otra mujer: Ericka Vargas.
Así como el fútbol femenino se ha ganado el respeto y el corazón de la afición, la solución a tanta negligencia en el arbitraje de los varones podría tener aroma de mujer, siempre y cuando el machismo no dejara de cegar a los dirigentes.
