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Por fin le llegó a Ronítal González el chance de ser Seleccionador Nacional y todo ocurre en el tiempo del Señor, no de los humanos y hasta con feria incluida.
Lo de la feria lo digo porque cualquier maquillaje o caldito de pollo que González le haga a la Selección se verá magnificado por la pésima labor del aburrido Gustavo Matosas.
Muy diferente sería si a Ronítal le hubieran dado la Sele después del gran trabajo de Jorge Luis Pinto en el Mundial Brasil 2014.
Por eso a la labor de Oscar Ramírez no hay palabras para calificarla en Rusia 2018, porque pésima se queda corto y es que el listón Pinto lo dejó muy alto.
Así que la espera para Ronítal valió la pena, a él se le va a comparar con lo aportado por el charrúa Gustavo Matosas, es decir, no se le comparará con nada y con solo convocar en la lista que dará este viernes al joven Jimmy Marín, severamente castigado por Matosas y la Fedefútbol por irse a Israel a amarrar su futuro, ya se verá que el nuevo seleccionador hizo algo bueno.
El verdadero reto de Ronítal será jugar inteligente ante la situación de Bryan Ruiz, el intocable en la era Matosas; tener la capacidad para marcarles la cancha a Celso Borges y Keylor Navas, y no ser una pieza más en el ajedrez del presidente de la Fedefútbol, Rodolfo Villalobos.
Si Ronítal se maneja adecuadamente con estos asuntos, podrá ir encontrando su camino hacia el Mundial de Catar 2022. El otro reto será trabajar mucho para no aburrirse y sobre este aspecto no tengo dudas de que pasará más estresado que aburrido.
