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Este domingo llegó a La Teja una foto de Randall Poveda, presidente de la Comisión de Arbitraje, matando fiebre.
Poveda estaba pitando una mejenga amistosa del fútbol femenino. Se le ve feliz y relajado como nunca antes. Incluso al exárbitro se le notaba más tenso en los análisis que hacía en el canal del zanate.
Y es lógico que el hombre esté feliz de la vida, cero estrés, porque mientras en el partido de las 11 a.m. de este domingo en el Fello Meza, entre Cartaginés y el Saprissa, el árbitro central Adrián Chinchilla hacía estragos con el pito, perjudicando a ambos clubes y sacando amarillas a lo loco, hoy no pasa nada.
Poveda y la comisión ya no sufren las críticas ácidas, pero bien fundamentadas de Ramón Luis Méndez, ni siquiera los diplomáticos comentarios, estilo Niña Pochita, de Orlando Portocarrero.
Gracias a la pésima decisión de alguna jupa caliente de FUTV, hoy ni a los árbitros ni a Poveda les marcan la cancha, nadie les señala sus pifias, nadie los critica y es una lástima porque el escrutinio público tiene un gran peso y los obliga a crecer.
A los seguidores del fútbol, a los simples mortales, el canal del zanate nos quitó una sección que disfrutábamos mucho, compartiéramos o no los criterios de Ramón Luis o de Portocarrero. También aprendíamos. A nuestro humildito campeonato le han hecho un gran daño, porque no obliga a la superación de los llamados a impartir justicia, en especial cuando ni siquiera se tiene el apoyo del VAR, como sí sucede en los torneos de verdad.
Creí que solo con el logo del zanate ya en FUTV habían cubierto su cuota de errores, pero se quedaron cortos.
