Los que saben de fútbol, genios para inventar expresiones o copiarlas, nos hablan de jugadores con buen pie o que gozan de una pierna educada (no sabemos como está la otra).
Pues bien, parece que eso es lo único educado que tienen los futbolistas en general, porque las malacrianzas son lo que frencuentemente transmiten en cada jornada. Especialmente se han llevado las palmas en las últimas fechas los jugadores de la Liga Deportiva Alajuelense, toda una centenaria institución cuyo estadio lleva el nombre de DON Alejandro Morera Soto, todo un señor dentro y fuera de la cancha.
Esos colores pesan mucho, por eso es muy lamentable que quienes lo manchan con sus pésimas actitudes, dentro y fuera de la gramilla, son los llamados a dar el ejemplo porque son los más experimentados y los que más millones de colones ganan mensualmente.
¿Hay culpables? Por supuesto, y no son precisamente los árbitros, que algo de cuota llevan.
Se supone que nuestros jugadores hace rato son profesionales y esta es una palabra muy amplia que va desde respetar el entrenamiento invisible: descansar suficiente, comer sano, hidratarse y no precisamente a punta de birras. Y hasta en ese campo los manudos han sido noticia.
Algo huele a podrido en Dinamarca, como dice el refrán para expresar que algo no va bien, como ocurre desde hace rato en la institución rojinegra donde no están haciendo bien la tarea en el cuerpo técnico, gerencia y junta directiva. Más que buen pie necesitan mano dura y saber que el fútbol va más allá de las aspiraciones políticas.