Volvió a aparecer la Saprihora, y Ariel Rodríguez revivió al Monstruo para que siga respirando en la Concachampions.
Al minuto 90 empató el juego, a dos goles, contra el Impact de Montreal dirigido por quien fuera ídolo de la selección francesa, Thierry Henry.
Y es que después del descuento, conseguido por Johan Venegas, la Cueva comenzó a tragarse a los canadienses.
La afición, que llegó en buena cantidad, ayudó a empujar ese empate, y el gol del triunfo no entró porque el cronómetro voló.
¿Hizo falta La Ultra para empujar la igualada conseguida por Ariel? Por supuesto que no, La Ultra fue suplantada, de forma excelente, por la Banda Municipal de Tibás que supo inyectar a la afición y a los jugadores.
La gradería sur del estadio Ricardo Saprissa vivió este miércoles una noche muy diferente cuando fue tomada por la familia y la afinada banda que se encargó de meterle sabor y color de una forma decente lo cual debe llenar de orgullo a los morados.
Los descamisados y violentos fueron sustituidos por jóvenes educados, bien uniformaditos, y además talentosos músicos que tenían la tarea de calentar la fría y ventosa noche y el reto lo superaron con creces.
Antes del partido tuvieron “la charla técnica” a cargo del director Andrés Solano y hasta un motivador discurso para comenzar a sonar como Dios manda en un ambiente desconocido para ellos.
Una teja es la calificación para la banda y para el Saprissa, ojalá que los manudos recapaciten con La Doce y aprendan la lección enviada desde Tibás.