En el currículum de Luis Marín destacan los periodos en que fue asistente de grandes técnicos y estrategas como Óscar Ramírez y Jorge Luis Pinto, pero, ¿aprendió algo de ellos?
Recuerdo, por ejemplo, que en los tiempos del Machillo, el mejor jugador de Saprissa era Wálter Centeno y, ¿qué hacía Óscar en los clásicos? ¡No lo dejaba jugar!
Ramírez le pegaba a Luis Miguel Valle, como un chicle, a Paté durante los 90 minutos. Así anulaba al jugadorazo morado y, por ende, al Monstruo le costaba más funcionar.
El Paté de la actualidad es argentino y se llama Mariano Torres, pero Marín --como no es el Machillo-- dejó al talentoso sudamericano andar libre por toda la Cueva en el clásico del sábado. ¡Un grave error!
Todos sabemos que si un equipo desconecta el circuito de Mariano, el Monstruo no carbura igual, por lo que no ponerle una marca personal a Torres fue invitarlo a hacer fiesta, como lo hizo.
Lo mismo hizo Pinto con Andrea Pirlo en el partido que la Sele le ganó 1-0 a Italia en el mundial de Brasil 2014.
El colombiano le puso a Yeltsin Tejeda como una sombra al italiano, para que este no lo dejara lanzar con tranquilidad y lo logró, la campeona del mundo en 2016 no pudo trascender.
Otro aspecto fundamental de los sistemas defensivos del Machillo y de Pinto es que también sabían sorprender al rival con un cambio de táctica o sistema durante el mismo partido o se defendían con la bola, pero la Liga de Yiyo parece que solo sabe acomodarse atrás y contragolpear, porque hubo muchos lapsos del partido en Tibás donde hasta renunció al ataque para cuidar un marcador que, por como estaban parados los dos equipos, todos sabíamos que Saprissa lo iba a remontar.
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Defenderse no es un pecado, pero si un equipo se va a dedicar solo a eso, pues que lo haga bien, como lo hacía la Liga del Machillo y la Sele de Pinto.
¿Aprendió algo Marín de ellos dos? Ya veremos, pero de momento parece que no.