Los ticos no solo somos requetebuenos jugando bola, además somos buena gente.
Esos son los motivos por los que les estamos dando agua a los rivales de la octogonal mundialista, que comenzará en setiembre. Todavía falta mucho tiempo.
Aquí no hay crisis, no hay tal culebra de pelos. No tiene que preocuparnos que Panamá, El Salvador y Canadá, que acaban de ganar su campito en la eliminatoria de Concacaf, vengan con ritmo de competencia, ni que hayan pasado por estresantes partidos en que si se dejaban puntos todo se complicaba. Hasta la parte emocional entrenaron.
Tampoco importa que estén mejor conjuntados.
Nosotros ahí vamos al suave, todavía buscando técnico, el asunto no urge porque nos queda la Copa Oro para acomodar las piezas y encontrar el ritmo, tiempo más que suficiente, de por sí estamos acostumbrados, tenemos en los genes dejar todo para último.
Mucha planificación, como hacen los gringos, Dios guarde, es muy cansado, además las cosas nunca salen como uno las planea, ¿De qué sirvieron el montón de partidos amistosos con Ronald González y los torneos de marca patito? Únicamente para que Ronital estuviera a punto de entrar al Libro Guinness de los Récords con once mejengas sin ganar.
El Hombre de Fe nos marca la cancha de cómo debemos ver esto, tenía razón de no venir a ponerse la chema. Él se recupera de la lesión en Cancún, bota estrés a lo loco, quedará puras tejas, y ahora sí, ya con nuevo técnico estamos para celebrar como Dios manda cuscatlanazos, canalerazos, catrachazos y aztecazos, como el del 16 de junio del 2001, es decir, este miércoles hace 20 años. ¡Estamos sobrados!