Guillermo Canales Cedeño, un oficial de la Policía de Tránsito que está a días de pensionarse, aprovechó que se encuentra de vacaciones para chanear a la consentida de la casa, su moto Harley Davidson, e irse con su esposa a despedir a la selección nacional, que este 6 de junio viajó a Catar para disputar el repechaje ante Nueva Zelanda.
De paso, les hizo una solicitud muy especial a los jugadores.
“El sábado 25 de junio cumplo 62 años y se llegó el tiempo de mi jubilación en la Policía de Tránsito. Como estoy de vacaciones, nos vinimos a desearle las mejores vibras a la selección, que Dios los acompañe.
“También vine a pedirles que, por favor, el regalo de la pensión sea la clasificación a Catar. No ve que ya pensionado voy a poder disfrutar el mundial sabrosamente en la casa. Eso sí, ya clasificados y yo pensionado, es justo y necesario que me compre una buena pantalla para disfrutar los goles en ese otro grupo de la muerte”, nos dijo el vecino de Alajuelita.
Esther Álvarez, la esposa del oficial, estaba igual o más positiva: “Estoy aquí despidiendo a mi selección porque tengo toda la fe que logrará el boleto al Mundial”.
Este matrimonio alajueliteño se levantó a las siete de la mañana, desayunó un buen gallo pinto y le dio los últimos toques a “La Maluca”, como se llama la Harley 1.600 centímetros cúbicos con la que acompañaron la caravana desde el Proyecto Gol en San Rafael de Alajuela hasta el aeropuerto Juan Santamaría.
Don Guillermo y doña Esther fueron dos de los cientos de costarricenses que se despidieron con banderas y aplausos a la Sele durante el trayecto.
Pero los primeros dos que llegaron al Proyecto Gol, a las 9 de la mañana en punto, fueron Adrián Mora y su hijo José Andrés, vecinos de Río Segundo de Alajuela.
“El corazón de nosotros está con la Sele, por eso desde ayer (domingo 5 de junio) decidimos que nos íbamos a alistar bien temprano con la camiseta roja y nos vendríamos. Estamos seguros que nos traeremos un triunfo de Catar y vamos a estar en el Mundial. Ganaremos 2-0″, dijo Adrián.
Una tumbacocos; la cimarrona Los del Pueblo; vendedores de banderas patrias, sombreros, cornetas, pañuelos típicos y camisetas... en fin, hubo de todo frente al Proyecto Gol mientras se esperaba la salida del bus rojo que llevaría a los seleccionados.
En medio de aquel ambientazo nos encontramos a doña Rosa Brenes, María Soledad Chaves, Ana Yanci Brenes y Karla Chaves, todas de la misma familia, que llegaron bien apuntadas con la camiseta en el pecho.
“Tengo toda la fe en Dios que clasifiquemos porque un Mundial sin Costa Rica no sabe tan rico. Con uno o dos goles será suficiente, por eso estoy aquí, porque confío en este grupo de muchachos, que entregan todo en la cancha. Había que venir en familia porque ellos como familia”, comentó doña Rosa, la mamá.
Cuando Los del Pueblo arrancaron con la música, de inmediato comenzó a bailar Eva Luna, un pedacito de cielo de dos años que llegó con el papá, don José David Marín y la abuelita, Gloriana Morales.
“Como teníamos el día libre no lo pensamos dos veces y nos vinimos a darle una despedida bien positiva a los muchachos. El ambiente me encanta porque se respira alegría y motivación entre los aficionados. Vea usted a Eva Luna bailando contenta, para mí eso es un adelanto del 2-0 con que vamos a ganarle a Nueva Zelanda”, adelantó don José David.
Otra preciosura, de 2 años y 7 meses, que espera poder celebrar sus primeros goles mundialistas en Catar, es Jessy Ainhoa Córdoba, quien no dejó de sonar una corneta. A ella la llevó el papá, don Gerson Córdoba, el hermano Francisco y el tío César.
“Yo le digo a Jessy que Costa Rica estará en un mundial, que debemos apoyar con todo. Es por eso que tengo toda la fe en que clasifiquemos. Ahora lo que queda es cerrar los 90 minutos contra Nueva Zelanda con un triunfo para que mi hija sea mundialista como todos nosotros”, comentó muy alegre don Gerson.
Mucho cariño
Bien puntual, a las 11:15 a.m., salió el bus de la Sele y fue así como los jugadores recibieron el cariño de la gente que, en familias completas, con banderas, camisetas rojas y muchos aplausos, los iban despidiendo en el trayecto hasta el aeropuerto.
Se hizo una caravana atrás del bus de como 200 metros, entre motos, carros y hasta algunas bicicletas.
Ya en el Juan Santamaría estaba esperando para el adiós don Rafael Monge, de Desamparados de Alajuela, quien llego con la esposa, doña Flor Alvarado, y la hija de ambos, Arianna Alvarado (12 años). Él lucía con orgullo una camiseta anaranjada de Puntarenas, equipo que recientemente celebró su ascenso a la primera división.
“Mi hija no tenía clases y eso fue lo que nos terminó de decidir a venirnos a compartir con los muchachos. Queríamos dejarles claro que los apoyamos, que estamos con ellos y que confiamos en ellos. Ese partido ante Nueva Zelanda es duro y no hay vuelta de hoja, son solo 90 minutos… pero ganaremos con un 1-0 anotado en el segundo tiempo extra”, adelantó don Rafael.
Otro que llegó a apoyar fue Isaac Ruiz, de San Pedro de Barva de Heredia. Una vez salió de la escuela Joaquín Camacho, sus tías se lo llevaron al aeropuerto con bandera tricolor y todo. “Vamos a clasificar al Mundial ganando 1-0 y así disfrutaré bastante Catar 2022, es que para Brasil 2014 tenía 1 año nada más”, dijo Isaac.