Cuando Alberto Vega era un niño, al igual que muchos, era bastante inquieto, de esos chiquillos que siempre había que ponerle el ojo, por lo que a sus papás el médico les dio un consejo que les cambió la vida, darle medicamentos para que se sosegara o meterlo a hacer un deporte.
En conjunto todos se inclinaron por la segunda opción y lo mandaron a la piscina desde que estaba muy pequeño, con lo que descubrió una pasión que hoy lo tiene muy cerquita de llegar al sitio donde sueña cualquier atleta, los Juegos Olímpicos.
Costa Rica apunta a tener dos plazas en natación para París 2024 vía universalidad, esto quiere decir que los países sin nadadores o equipos clasificados, pueden solicitar una plaza para un hombre y una mujer, las cuales la Federación Internacional de Natación (FINA), define si las brinda.
Los deportistas mejor ubicados en el ranquin de la FINA son los que se meten a los juegos y hoy por hoy a nivel masculino Alberto es el mejor clasificado. En mujeres Alondra Ortiz es la mejor tica.
“Yo tengo déficit de atención e hiperactividad, a mí me dijeron ‘o toma Ritalina o hace deporte’ y toda la vida me ha gustado el deporte, desde los seis meses he estado en el agua, es algo que es parte de mi vida, nunca lo he sentido como un sacrificio sino como un privilegio, poder nadar todos los días”, dijo.
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No hay día que Pablo no entrene, en su mentalidad un atleta lo es 24 horas, no para nunca, en la recuperación, el descanso, afirma que hasta estudiando piensa en la natación a solo sus 19 años.
“Yo todos los días me levanto a las 4:30 a. m., tengo 15 sesiones de entrenamiento a la semana, divididas con buen espacio. Madrugo, entreno, desayuno, voy a la universidad si me toca, luego voy a entrenar, comer y duermo. Eso es todo, entrenar, comer y dormir”, explicó.
Vega sabe que viene de cuna de grandes nadadores, Belén tiene una gran tradición en este deporte a nivel nacional y desde ya siente el respaldo y cariño de una comunidad que quiere verlos representados en unos Juegos Olímpicos, algo que lo llena mucho de motivación.
“Cuando era muy pequeñillo nadaba dorso, pero ahora, desde hace cuatro años, nado libre, mi especialidad son los 200, 400 y 800 metros, además tengo el récord absoluto de 50 libre en este momento, eso me da un panorama muy amplio de las pruebas en las que puedo nadar. Los 400 metros es la prueba a la que estoy apuntando para ir a París y en la que me siento mejor”, comentó.
Con el compromiso que lo caracteriza, Alberto seguirá entrenando durísimo estos meses hasta junio, momento en el que se confirmará si estará o no en los Juegos Olímpicos, meta en la que puso todo el corazón.