Hay momentos en el que una experiencia nos marca para reflexionar y pensar hacia dónde vamos, porque tal vez se nos corrió el camino, ese fue el caso del futbolista Ariel Soto.
El defensor de Sporting fue muy sincero y valiente para reconocer que en el pasado cometió errores graves, uno de ellos fue cuando mezcló el alcohol con el volante, tema que le pudo salir carísimo.
En el programa Visión, de Radio Columbia, el exjugador de Alajuelense y Herediano se confesó sobre diversos chascos que ha vivido.
“A mí no me da pena porque son cosas de la vida de uno, pero yo era muy fiestero cuando jugaba en la Liga. Imagínese que a mí Óscar (Ramírez) me dijo una vez que me controlara porque andaba un visor del América que me quería ver, pero me entró por un oído y me salió por el otro.
“Él no me podía poner porque yo andaba de fiesta, yo era muy fiestero de lunes a lunes, aunque para correr me daba porque era un chamaco, cumplía, entonces esa soberbia de uno, yo decía: “Qué necios”. Yo bajaba a Jacó y a la 5 a.m. venía para arriba para entrenar. Mi papá me decía siempre que no había hecho mi carrera, que sentara cabeza, pero yo tomaba mucho, lo que se me ponía al frente”, contó.
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Todo avanzó hasta la vez que chocó pasado de tragos y ahí fue donde se encendieron las luces de alarma, por la experiencia que pasó.
“Nadie sabe, pero yo choqué totalmente borracho, iba en un Impreza azul, pegué en la Mutual en Alajuela. Yo no conocía Alajuela, yo sabía llegar al estadio e irme para Heredia. Dejé a un compa, según yo como cuidándolo porque el mae había tomado, y yo estaba peor que él.
“La cosa es que donde venía para arriba, había un alto que tenía una rama que lo estaba tapando, yo no lo vi y aceleré, en eso pasó un taxi y dije: ‘Este idiota se brinco el alto’, lo pegué y el carro del taxista hasta salió dando vueltas. A mí no me pasó nada”, recordó.
Ariel contó que el carro no le dio llave (no prendió) y que cuando llegó el dueño del taxi, más bien le salvó la tanda cuando lo reconoció.
“Cuando llegó me dijo que me fuera ‘para que no se cague en su carrera’ y que ‘mañana habláramos’. Yo llegué donde el señor, le tuve que pagar el taxi nuevo, eran cinco millones, mi carro estaba en custodia de la Policía (lo dejó botado) y tuve que hacer todo el papeleo para sacarlo y venderlo porque se le quebró el motor. Eso nunca salió a la luz pública”, confesó.
Soto destacó que ese momento fue el que lo cambió todo, pues su papá no sabía que él tomaba y esa vez, al llegar borracho a la casa, todo se reveló, pues además el señor fue deportista toda su vida, con una vida muy sana y ordenada y quería eso para su hijo. Eso lo hizo cambiar.
“Uno es un huevón que no hizo caso y que perdió muchas oportunidades. Después de eso me salió una oportunidad de ir a Colombia, ahí lo sufrí y cuando vine de vuelta ya senté cabeza”.
Al volver a Costa Rica contó que se dedicó a hacer Uber y a cortar zacate junto a su papá. Minor Díaz lo convenció de volver al fútbol para jugar con la UCR y al semestre siguiente lo contrató Herediano en el 2019, donde pasó cinco años hasta que salió y llegó a Sporting hace año y medio.