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Montador de toros se convirtió en futbolista con la ayuda del buen ojo de Minor Díaz

Fernando Piñar le contó a La Teja cómo fue que pasó de las espuelas de montador a los tacos de futbolista

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Foto: Prensa Liberia.
Fernando Piñar, a punta de esfuerzo, se ganó un campo en el Municipal Liberia. Foto: Prensa Liberia.

Fernando Piñar actualmente es defensa del Municipal Liberia, pero pocos saben que antes de llegar a las canchas, hacía de las suyas en los redondeles de Nicoya como montador de toros.

Por eso en La Teja buscamos al jugador y este nos contó cómo en cuestión de tiempo pasó de las plazas de toros a los estadios gracias a la confianza que le dio Minor Díaz.

“Desde los 10 años me dedicaba a la ganadería, a partir de ahí comencé a practicar la monta, en el año 2019 empecé a montar toros y en ese entonces me dedicaba a eso porque en el fútbol aún no tenía una oportunidad por temas económicos.

“Entonces unas personas se comunicaron con el profesor Minor Díaz, que si podía hacer una pruebas en Guanacasteca, él respondió que sí y el equipo estaba en la Liga de Ascenso, hice los entrenamientos y el profe me dijo que siguiera llegando para que la junta directiva valorara contratarme, me gané la confianza de ellos, me dieron el contrato y ahí fue que salté de la monta de toros al fútbol”, confesó.

Hacía todo por ir

Debido a que esa pasión por los cachudos la comenzó desde muy chamaco, solo montaba en los redondeles de los barrios aledaños en Pozo de Agua, a unos 24 kilómetros al noreste del centro de Nicoya.

Foto: Cortesía.
No importaba el tamaño del toro, Piñar se mandaba fuerte con la monta. Foto: Cortesía.

“Siempre montaba en barrios cercanos de Nicoya, en esos años no podía pertenecer a una agrupación porque era menor de edad, cuando pasé a ser mayor monté toros más grandes, pero se vino la pandemia y todo cambió”, agregó.

Tanto le gustaba ir a los redondeles, que le inventaba cualquier excusa a su mamá, Vivian Piñar, para darse la vuelta, pero después venía la regañada.

“Era algo que me gustaba mucho, pero mi familia no estaba de acuerdo con que fuera a las montas, eso lo traía en la sangre y siempre me llamaba la atención, es una adrenalina diferente que la vivía de otra forma, pero mi mamá no me dejaba, por eso siempre me escapaba, le decía que había una monta en X lugar y me iba, al otro día me llamaban para regañarme, me decía que no debía hacer eso”, comentó en medio de risas.

Volviendo al fútbol, antes de que Guanacasteca lo contratara como futbolista, tocó muchas puertas, entre ellas las de Liga Deportiva Alajuelense.

“Primero lo intenté en Guanacasteca, pero por el tema económico no pude seguir, después pasé a Alajuelense para hacer unas pruebas, me quedé mes y medio entrenando con el alto rendimiento, en ese tiempo no existía el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y por temas económicos los fondos no me dieron, llamé a mi mamá, le conté que ya no tenía plata para seguir entrenando, ella respondió que me regresara a Nicoya para que siguiera estudiando, después surgió de nuevo la ADG.

“Ese día le dije a mi mamá: ‘Voy a entrenar a la ADG porque el profe me dijo que me llegara a entrenar con el primer equipo de la segunda división’, me sentí feliz porque tras mucho tiempo intentándolo se me abrieron las puertas y fue una gran alegría debutar en la Liga de Ascenso”, agregó.

Foto: Prensa Liberia.
Esta la primera temporada que defiende los colores de los liberianos. Foto: Prensa Liberia.

Esta temporada pasó de la ADG al Municipal Liberia, no lo pensó dos veces para decir que sí, sabía que iba a aprender bastante.

“Cuando mi representante me llamó que iba para Liberia, acepté porque es un gran reto, tienen un bonito proyecto y cuando llegué acá vi un camerino un unido, desde el día que me uní, me gané la confianza del técnico para pelear un puesto”, comentó.

Pero el gusanillo de las montas aún sigue, pero ahora las disfruta como aficionado para evitar lesiones.

“Cada vez que nos dan libre y si hay alguna corrida cerca, me tomo el tiempo para ir, en Guanacaste las montas son muy seguidas, entonces trato de ir. Soy muy aficionado y me gusta el ambiente, pero creo que ya al estar metido completamente en el fútbol, lo veo de otra forma”.

Cambiar las espuelas por los tacos, además, le permitió fortalecer los lazos familiares.

“Ahora mi familia está muy contenta conmigo, porque fue un cambio muy grande, me he ganado las cosas poco a poco, con el paso del tiempo he valorado las oportunidades que me da el fútbol, mi mamá y mis hermanos siempre me están apoyando en los juegos o en las terapias, todos los días me llaman para saber cómo estoy, ellos son lo más importante que tengo”, finalizó.

Foto: Cortesía.
Desde muy chamaco se escapaba de la casa para ir a los redondeles. Foto: Cortesía.
Johan Rojas Ortega

Johan Rojas Ortega

Periodista egresado de la Universidad Latina de Costa Rica desde 2014. Con experiencia en coberturas y temas en deportes, judiciales, nacionales y sucesos para prensa escrita, radio y web.

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