Hay amores que son imposibles de olvidar, no importa lo que suceda durante el tiempo, siempre seguirán vivos. Así resumimos la historia sobre el actor principal del Chuzo de esta semana, un Ford F100 año 1958 que no pierde su brillo con el pasar de los años.
Resulta y acontece que este clásico fue el primer carrito de don Joaquín Ulloa, vecino de Cartago, y en medio de risas nos relató cómo fue que lo adquirió cuando apenas era un carajillo.
“Tengo 57 años y a los 20 lo compré; en aquel entonces eran clásicos, pero no como ahora, era usado para trabajar, pero más viejo que los demás. Ahí iba a dejar muebles porque tenía una fábrica y recogía madera.
“El que me lo vendió me lo cambió por dos camas individuales y sencillas de ciprés; cada cama valía nueve mil colones, porque el carro, en ese entonces, no servía para nada y lo fui arreglando. Conforme pasaron los años su moda aumentó, le pegué su restaurada y se volvió un chineado, ya que después tenía otro pick-up para trabajo. Tengo 37 años de tenerlo”, contó.
Pero como en toda relación, hay un momento en que ambos se deben dar un espacio. Por cosas de la vida don Joaquín lo vendió para adquirir otro vehículo, pero el cariño que le tenía tiempo después lo hizo cambiar de decisión y lo recuperó.
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“Una vez, hace como 10 años, lo vendí, pero lo descuidaron todo, lo volví a comprar y a restaurar. Lo había cambiado por uno más moderno y había pagado un vuelto de 100 mil colones. Después me di cuenta que lo tenían abandonado en un potrero y tenía un valor sentimental muy grande”, detalló.
Debido a eso, tuvo que pagar 300 mil para recuperarlo y, de nuevo, a chanearlo, ya que durante ese tiempo el carro jaló arena del río Reventazón. No le quedó más remedio que reconstruir la relación con su querido chuzo, que en el barrio es conocido como “Mongo Mongo”.
Ahí se acordó de una frase que le dijo el señor que se lo compró cuando empezaba a vivir los 20, el tiempo se encargó de darle la razón.
“Cuando lo compré joven, el señor que me lo vendió, por primera vez, me dijo ‘tendrá carro para toda la vida’ y se cumplió”, relató.
Un susto
Entre el montón de cosas que le han pasado con el Ford, que lo ha llevado de ride a distintas partes del país como Puntarenas, está la vez que casi sale multado por hacer una buena acción.
“Soy cristiano y una vez debía ir de Cartago centro a la iglesia en Tobosi y me llevé a 16 personas en el pick-up; unos iban adelante y otros atrás bien acomodados, pero me paró un policía de Tránsito. Tras varios minutos al ver que iba para hacer cosas de Dios, me dejó ir y solo me indicó ‘vaya con cuidado’ (risas)”, contó.
Actualmente, lo tiene guardado en su casa y de una vez indicó que nunca más lo volverá a vender.
Recuerde, si usted tiene un buen chuzo guardado en el garaje y quiere salir en esta sección, puede enviarnos sus datos y fotografías de su carrito por correo electrónico a la dirección redacción@lateja.cr