Miguel Ajú suma un nuevo reto en su carrera y ahora, como portero del Santos, se trazó un objetivo para seguir creciendo a nivel personal y profesional.
El arquero, de 25 años, desea evitar que las presiones que tenga dentro de la cancha le roben la paz y por eso, está intentando distraerse en cosas productivas y que le permitan mantener un ambiente sano en su hogar, junto a sus seres queridos.
"La verdad me siento muy contento por el paso en firme que pude dar, con un alto respeto hacia el club, la afición santista y sé que tengo la responsabilidad que conlleva defender el arco del Santos, que está en una posición complicada y no es excusa, pero debo hacer un buen trabajo", afirmó.
Ajú sabe lo que tiene que hacer en cancha, pero a nivel mental está haciendo algunas cosas adicionales para ser más paciente.
“Me gusta leer, estoy leyendo un poco más, escucho música, me gusta ayudar en la casa, eso me mantiene distraído y lo más importante es tener paz, con la convicción de que todo se hace con trabajo y debo diferenciar cuando uno deja el fútbol para poder tener un ambiente sano en la casa y que la familia no sufra.
"Estoy joven y personas cercanas a mí me han dicho que el fútbol no es para siempre, así que debo disfrutarlo día a día, hacer que la familia lo disfrute, aprovechar las cosas buenas que te pasan y así que he mejorado la manera de encontrar mi paz, ser paciente, entender que las cosas llegan en el tiempo determinado y que me queda mucho por aprender. Saber que hay una vida en el fútbol y una vida después del fútbol", manifestó.
Varios objetivos
Ajú es consciente de que llegó al Santos para ayudar a sacarlo de la zona en la que está. Su situación no es muy diferente a la que vivió hace unos meses cuando llegó a Puntarenas, otro equipo que está en la lucha por escapar del descenso.
“Vengo de un equipo que estaba peleando una posición complicada en la tabla de posiciones, sé a lo que vengo. Mi responsabilidad profesional es aspirar a más y tengo que no pensar en abajo, es ver hacia arriba, hacia adelante y más que todo me preparo mentalmente, con la ayuda de mi psicólogo y couching y haciendo caso al entrenador.
“Quiero ser un compañero con liderazgo para poder dar ejemplo y un apoyo en cancha o afuera a mis compañeros, a todos los conozco, porque hemos estado en diferentes clubes y el fútbol tiene algo muy bonito, deja muy buenas amistades y Wálter es un buen entrenador, que nos impulsa a ser buenos jugadores y personas”, comentó.
Este viernes fueron presentados los jugadores Juan Miguel Basulto y Manjrekar James, como refuerzos santistas.
Para hacer su trabajo más llevadero, Miguel se fue a vivir a Guápiles con su pareja (se reservó el nombre) y se mantiene en constante comunicación con su madre, doña Ana Oliva Ajú.
“La intención es no viajar, para poder descansar, ir al gimnasio y dar el máximo para el beneficio del equipo y mi pareja me apoya y me impulsa para trabajar por mis metas”, destacó.
El arquero quiere estudiar psicología para ayudar a los jóvenes, a los deportistas y está trabajando para comenzar los estudios lo más pronto posible.
“Para mí lo mental es la base de todo en la vida y siempre aspiro al estudio, a prepararme y ahorita no pienso en el retiro, pero quiero desarrollarme como profesional.
“Próximamente llevaré clases de bajo, porque me gusta el rock, el heavy metal y esto me ayuda también a enfocarme en mis objetivos”, recalcó.