La selección de Argentina parecía que estaba muerta, ya muchos hacían fila para cafetearla, pero la historia dio un giro y los pupilos de Jorge Sampaoli se metieron a los octavos de final del Mundial.
En el último suspiro del duelo ante Nigeria, al minuto 86', apareció Marcos Rojo para marcar un agónico gol que le dio la victoria a la albiceleste (2-1) y valió el boleto a la segunda ronda.
En el estadio Krestovski en San Petersburgo ya estaba todo listo, las flores, la caja y la cara de pésame de miles argentinos al borde del llanto, sin poder creer lo que sucedía. Todo representado en la cara de desesperación y los madrazos de Diego Armando Maradona.
Para el momento cumbre, cuando la albiceleste no tenía más camino que ganar, apareció a quien invocaban con fe y devoción, llegó Lionel Messi, el rosarino, tarde pero seguro, hizo lo que todos esperaban de él.
Con solo 14 minutos en la cancha, la Pulga se quitó el costal de críticas que llevaba en la espalda y definió de manera magistral un servicio de lujo desde media cancha de Ever Vanega para abrir el marcador y llevar esperanza a los suyos.
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Messi recepcionó con el muslo izquierda, dominó la pecosa también de zurda y con un derechazo cruzó la bola al arquero nigeriano que nada pudo hacer ante el talento del argentino, una jugada en tres toques en la que anunció "acá estoy, llegué Rusia".
Argentina demostró este martes que el fútbol es una cuestión de estado de ánimo. De dudar ante Islandia y ser humillado ante Croacia, a resurgir de sus cenizas frente a Nigeria. La Albiceleste pasó de temblar a llorar de alegría.
Claro, como le pasa muchas veces a esta Argentina, el sufrimiento es algo a lo que parece acostumbrado. Cuando Mascherano cometió una falta en el área y el nigeriano Víctor Moses empató de penal a los 51, el terror volvió a las gradas.
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Franco Armani no pudo detener el tiro, pero sin duda los sudamericanos respiraron un aire de más confianza y tranquilidad con el arquero de River Plate en el marco, quien sustituyó a Willy Caballero, tras su grave error ante Croacia que permitió el primer gol.
Con la igualada, los africanos clasificaban a los octavos de final y mandaban a los ches en una caja hasta Buenos Aires. Con el marcados 1-1, Nigeria tuvo ambición, buscó más y casi lo consigue, el bloqueo mental del cuadro de Sampaoli apareció de nuevo.
A diferencia de los partidos anteriores en los que Messi andaba mudo, en shock y apenas veía lo que estaba pasando, ahora Lio cumplió el rol de capitán hablando con sus compañeros y metiendo pata en todas, más aún cuando Rojo les devolvió el alma al cuerpo a los 86'.
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Los últimos minutos se vivieron con toda angustia, pero Argentina los aguantó, sacó la tarea, clasificó segunda y jugará con Francia el 30 de junio en el primer duelo de los octavos de final. Ya tendrán tiempo para ocuparse de eso mientras recuperan el aliento.