Manudos, hasta ahora escribo porque como la mayoría, no tenía palabras para explicar lo que pasó.
Simplemente el fútbol fue injusto, pero ya no hay que mirar más para atrás.
Un nuevo campeonato inicia y renunciar a apoyar a nuestra amada Liga no es opción, por lo menos no para los liguistas de corazón.
¿Dolió? Sí, como nunca antes, pero la vida sigue, la bola da más vueltas que el planeta y los dioses del fútbol saben que nos deben una y bien grande.
Porque este maravilloso deporte siempre premia al mejor en algún momento y, sin duda, lo fuimos el semestre pasado. Tranquilos, la recompensa viene de camino.
No se alzó el trofeo. Felicidades a los heredianos porque fueron mejores en una tanda de penales. Nada más.
¿Manudos, no sé si a ustedes les pasó lo mismo? Pero ver como morados, heredianos y hasta cartagos iban contra nosotros en la final me hizo creer que a algo le temían.
¡Claro! A un equipo que hizo bien las cosas, al que mejor jugó, al que llenó estadios, al que apuesta por ligas menores pensando en 100 años más de glorias... y aunque otra vez se burlaron porque esta vez no salieron las cosas como debían, saben que cada vez les queda menos tiempo antes de que el León despierte y vuelva al lugar que le corresponde.
Y cuando lo haga, se los prometo, se van a arrepentir de haberlo crucificado tanto.
La Liga está haciendo las cosas para ser el mejor equipo de este país, otra vez, en todos los aspectos, en un futuro no muy lejano y durante un período, muy, pero muy extenso.
¿Y saben cómo lo va a lograr? Con nuestro apoyo. A estadio lleno y con finanzas saludables, gracias a las graderías tupidas de rojo y negro. Aunque se pierda una y otra final.
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Yo sé que cuesta sin copas, pero tengamos paciencia. Ya llegará la 30 y detrás de ella otro montón de estrellas más.
Apoyemos aunque a veces duela y sobre todo volvamos a creer y a confiar. Seguimos teniendo un buen equipo, un gran técnico, los colores más lindos, el estadio más coqueto y a la mejor afición que parió este país.
Sigamos siéndolo durante otros 100 años más y ese nuevo siglo ya arrancó.
Manudos, nos vemos en la Catedral.