Muchos mejengueros tratan de imitar lo que ven en el fútbol nacional, pero por lo que más quieran, ¡no traten de jugar de Michael Barrantes!
El volante morado se desmontó el dedo del centro de la mano izquierda durante la final que su equipo le ganó 1-0 a la Liga, el lunes pasado, pero el hombre siguió jugando como si nada.
La lesión de Michael fue captada por las cámaras de FUTV y en minutos ya era tendencia en redes sociales por la forma en la que le quedó el dedo.
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El jugador se acercó a la línea lateral para que el doctor del equipo le volviera a montar el dedo, mientras a más de uno en su casa se le erizaba la piel viendo la imagen.
Incluso, el mismo Michael le quitó la vista a su mano en el momento en que lo curaban, pues además del dolor, la imagen no es nada linda.
La Teja intentó hablar con el protagonista, pero el departamento de prensa del Saprissa dijo que este miércoles no podía hacerlo.
“Un torneo diferente, una cirugía que me dejó unos partidos fuera, partidos sin público, 300 partidos en mi carrera futbolística, un dedo fracturado y la satisfacción del título 35”, escribió Barrantes en el Facebook, acompañado del hastag #eldedodebarrantes.
Como Michael no podía hablarnos, hablamos del tema con Willy Gálvez y Carlos Palavicini, médicos con experiencia en primera división.
Gálvez explicó por qué si a un mejenguero le pasa eso, no podría hacer lo mismo que el morado.
“No va a contar con una persona capacitada y con el material necesario para corregir la lesión y para valorar. Esa persona debe ir al hospital para que lo evalúen. No debe seguir (jugando), es fútbol recreativo, no es necesario que siga”, dijo don Willy.
Además, en caso de que alguien le montara el dedo, no cualquiera aguantaría el dolor, pero eso tiene que ver más con la tolerancia de la persona, con el umbral del dolor de cada uno y no tanto por ser un atleta.
En ese sentido, recuerda haber atendido ambos casos, tanto jugadores que siguieron jugando pese al dolor, como otros que mejor pidieron cambio.
Un ejemplo de los futbolistas que Gálvez atendió y que aguantaban dolor y seguían como si nada era Alonso Solís, a quien se le desmontaba el hombro con frecuencia.
Por su parte, el doctor Palavicini explicó qué hay que hacerle a un jugador en un caso parecido.
Primero le toma el dedo lesionado (es una luxación, pero se conoce como que se le desmontó el dedo) y se lo monta en el mismo terreno (como hicieron con Michael) y luego le vendan el dedo con alguno de a la par, ya que eso le servirá de férula para que no se pueda doblar.
Después de eso, el dolor disminuye considerablemente y el doctor, luego de un chequeo rápido, da el visto bueno para que pueda continuar jugando. “Si Michael volvió es porque el doctor garantiza que lo puede hacer”, dijo.
“Eso fue en el primer tiempo, es probable que en el descanso le pusieran algún analgésico”, añadió Palavicini.
También dijo que a los días se puede hacer una pelota (conocida popularmente como una goma) y es necesario mantener el dedo en observación para que evolucione de la mejor manera, sin consecuencias.
Otra cosa
Los mejengueros juegan sin un médico cerca, sin botiquín, sin conocimientos de primeros auxilios. El umbral del dolor lo puede tener alto, pero el dedo debe ser curado porque hasta para un profesional es imposibl ejugar con el dedo como un macarrón.
En el Facebook de Michael no faltaron las palabras de admiración por la valentía que mostró pese al chasco.
“Barrantes, usted tiene que ser el formador de los nuevos valores morados, amar, defender y honrar esa morada, incluso sobre el dolor cómo lo demostró con su mano, nunca te retires, crack. Saludos campeones”, dijo Rito Iván Angulo Fonseca, seguidor de la página del volante.