Glenn Peacock Montero pasó cerca de diez años pulseando tener una Corolla FX y pese a su esfuerzo por hallarla este chuzo le llegó más por casualidad que por otra cosa.
Hoy, gracias a su chineos, Peacock tiene este modelo 92 convertido en una joyita y el cual es muy apreciado por los conocedores de autos.
Peacock es mecánico y su primer carro fue un Honda, pero luego se compró una Corolla AE 92 FX GPS y quedó enamorado de la marca.
Ese carro lo tuvo por aproximadamente cuatro años y en ese tiempo conoció, por medio de una imagen en Internet, una Corolla FX AE 92 GTI y se obsesionó con ese carro.
A partir de allí inició una búsqueda implacable, pero se dio cuenta que en Costa Rica existen muy pocos, cuatro o cinco aproximadamente.
Durante un tiempo, Peacock compró varios Corollas para tener repuestos para su carro y también pensando en llegarle a su deseado FX 92. Llegó a tener muchos carros que desarmaba para agregarle piezas a su auto y también para subsistir como mecánico y vendedor.
“Desde ese momento me dediqué a buscarlo, cambié mi oficio de comerciante a vendedor de repuestos solo de la marca Toyota, teniendo primero once Corollas FX, tres de ellas al día (para poder circular), las demás para repuestos. Después tuve tres Corolla, de modelos del año 93 al 97 y por último trece Corollas Sedan de los años del 89 al 92, de esas dos estaban al día y las demás eran para repuestos”, explicó Peacock.
Glenn tuvo que vender, por problemas económicos su Corolla, pero nunca dejó de buscar su FX 92.
Pero, ¿cómo le llegó a su carro soñado?
“Por un amigo que se llama Jonathan Bogarín, quien me pidió una reparación para un carro que había comprado, una Corolla. Me llamó para hacerle una conversión al carro y fui a su casa”.
“Resulta que el carro estaba cubierto por una lona y escuché decir a mi hijo mayor, que también se llama Glenn: “Que raro papá, es igual al suyo por el frente, pero por atrás no (los FX son compactos, o sea, no tienen maletero), así que dejé lo que estaba haciendo, le quité la lona y lo voy viendo”, dijo emocionado.
“Lo primero que hice fue preguntarle dónde lo consiguió y me dijo que un señor se lo vendió. Al día siguiente llegué a las ocho de la mañana a trabajarlo y le dije que se lo compraba. Me dijo que no, que le había pagado ocho placas y Riteve y que lo quería para él”.
Como la respuesta fue negativa, Glenn utilizó su último cartucho y le dijo: “Cuando usted lo quiera vender búsqueme”.
“Mi esposa también es mecánica y buscó el carro conmigo como por diez años, por lo que le dije que por lo menos me iba a dar el gusto de tenerlo en las manos, aunque confieso que me agüevé todo”, expresó.
Sin embargo, un año después de hacer ese trabajo, Bogarín llamó a Glenn y le dijo que se iba a comprar un Suzuki, y le preguntó si todavía estaba interesado en comprar la Corolla.
“Tenía como 800 mil colones y de una vez me fui a su casa. Le dije: aquí está la señal de trato y al otro día lo tenía conmigo. Tardé como dos meses en pagarlo (no dijo cuánto soltó más).
Desde entonces, Glenn luce orgulloso su auto y dice que muchos conocedores le piden fotos.
Este viernes, Peacock nos llamó con otra gran noticia.
“Voy para Orotina a comprar un carro igual, uno de los cuatro o cinco que quedan en el país”.
Este sábado nos contó que lo compró, pero que no la podrá poner a circular, así que le tocará desarmarla para repuestos de su chuzo.