La fama, el dinero, las mujeres y otro montón de cosas que forman parte de la vida de muchos futbolistas no hacían feliz a Philip Mulryne, quien tomó la decisión de hacerse sacerdote.
Este exfutbolista irlandés jugó nada más y nada menos que en el Manchester United entre 1996 y 1999, donde compartió camerino con leyendas como David Beckham y Ryan Giggs, aunque solo disputó un partido oficial.
Mulryne no será recordado por su fútbol sino por ser uno de los pocos futbolistas que una vez retirado decidió hacerse sacerdote.
En julio de este año fue que consagró su vida a Dios y en estos días concedió una entrevista en donde explicó que el loco tren de vida de los futbolistas fue lo que lo hizo dar un giro tan grande.
"No me gustó la grandeza de ser un profesional. El dinero, los clubes nocturnos, las mujeres… Todo eso estaba bien con 20 años, pero cada vez me sentía más insatisfecho con mi vida", confesó al Times.
El oriundo de Irlanda del Norte no ocultó que tuvo años de diversión antes de colgar las botas, aunque nunca llegó a ser feliz completamente, según reprodujo el sitio www.as.com.
"Me encanta pasarlo bien. Ese estilo de vida me ha dado placer, pero no fue para toda la vida. Me compré tres o cuatro carros en un año porque estaba aburrido y siempre quería más. Nunca fue suficiente. Pensé que ese estilo de vida me iba a hacer feliz", indicó el ahora cura.