Hace un par de semanas, Marco Tulio Ureña se dio el gusto de probar, por primera vez, su nuevo carrito, el cual estuvo en el taller durante dos años para ser restaurado por completo.
Ureña adquirió un Toyota Land Cruiser del año 79, usado para cargar café por una familia de Tarbaca, en Aserrí. Los dueños del vehículo decidieron venderlo, y este fiebre de los carros no lo pensó dos veces, ya que era el automóvil de sus sueños.
El Toyota estaba algo deteriorado, por lo que Marco Tulio lo usó solo un par de veces antes de llevarlo al taller, donde, gracias a su mecánico Pavel Corrales, la nave fue restaurada por completo.
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“Un conocido de la zona me contó que el carro estaba a la venta, su anterior dueño deseaba venderlo y me puse en contacto con ellos para comprarlo”.
“Apenas me lo entregaron, lo usé a ver cómo estaba y se comenzó de inmediato el proceso de restauración, que se llevó bastante tiempo, pero me entregaron el carro como yo quería. Luce como nuevo”, recordó orgulloso este señor vecino de La Fila de Aserrí.
Favoritos
El carro era amarillo, y cuando Marco Tulio lo adquirió, lo primero que le pidió su esposa, doña Milena, fue que lo pintara de rojo, ya que ese es su color preferido, y su amado esposo la complació.
Además, el vehículo era completamente cerrado y, como parte del proceso de modificación, lo dejaron solo con los tubos y están buscando una lona para cubrirlo. Tiene dos puertas, conserva el motor original y se le cambió la dirección por una hidráulica, lo que hace que el carro sea más fácil de manejar.
El Land Cruiser también tiene asientos nuevos y los frenos fueron modificados, lo que ayuda a que sea menos rígido al conducir.
Marco Tulio espera que pase la época de lluvias para sacarle todo el provecho que el carro merece, ya que, debido a los aguaceros, lo ha usado poco. Sin embargo, tiene un grupo de acompañantes que son los más felices dentro del vehículo.
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“Las veces que lo he usado ha sido para llevar a mis nietos a la escuela y un día lo llevé a San Gabriel (Aserrí) para hacer unas compras. Ese día, la gente no paraba de mirarlo y se me acercaban para decirme que el carro estaba muy lindo, que se veía como nuevo.
“Mis nietos ahora no quieren que los lleve a la escuela con otro carro, lo he usado dos veces, para llevar a mis nietos a la escuela. Mathías (7 años), Sabrina (9 años) y Bianka (8 años) son los que están más felices porque tenemos este 4x4 y están como locos, de hecho Mathías me dice: ‘papá, quiero que me lleves a la escuela solo en el carro rojo’”, recordó entre risas.
Ureña está más que realizado con su nuevo “juguete” y recordó lo mucho que ha trabajado para tenerlo como un ajito. Tiene un vehículo más moderno, pero está contando las horas para sacarle el jugo a su nuevo carro, porque para él, la espera fue larga, sin embargo, valió la pena.
Con cada detalle restaurado y modificado, el Toyota Land Cruiser de Marco Tulio se ha convertido en un verdadero tesoro, no solo para él, sino también para su familia y amigos. A pesar de los contratiempos por las lluvias, el vehículo sigue siendo el centro de muchas sonrisas y momentos especiales, esperando que pronto, con el buen tiempo, pueda recorrer los caminos con la libertad que le ha prometido