Diego Maradona sufrió a su manera el triunfo decisivo de Argentina contra Nigeria (2-1) y lamentablemente, una vez más, dio de que hablar por su pésimo comportamiento en San Petersburgo.
El Pelusa ofreció todo un show este martes, pegando gritos, celebrando de manera eufórica los goles, con un gesto obsceno con ambos dedos del centro dirigidos a las cámaras de televisión para festejar el tanto victorioso y hasta durmiéndose a ratos.
Todo el show terminó con el exastro argentino en la enfermería del estadio Krestovski, donde lo tuvieron que atender porque se descompuso después del partido, según reportes de la prensa argentina fue que se le bajó la presión.
Al final el asunto no pasó a más y se recuperó en el hotel en el que se hospeda, mientras que en redes sociales se volvió el pato de la fiesta.
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Quien una vez fue idolatrado por su desempeño en la cancha, es ahora criticado a nivel mundial por sus actitudes, conocedores de ellas, las cámaras de televisión no lo soltaban, como evidencia que el Diego llegó a hacer lo que le dio la gana a Rusia.
Sus salidas o berrinches cada vez causan menos gracia como lo comentaron muchos después del partido, acciones que claramente no tienen ninguna consecuencia.
"Maradona siempre tan fino y educado... un ejemplo de comportamiento. Me imagino que los rusos también conocen su Fan ID esto es igual o más grave que un grito homofobico", comentó el periodista mexicano Rubén Rodríguez.
Desde el primer partido ante Islandia, Diego salió con fuerte habano en uno de los palcos del estadio Del Spartk en Moscú, situación que está claramente prohibida, pero eso al argentino le importa muy poco.
"Es indigno que Maradona pueda estar en el campo de fútbol, es un ejemplo malísimo para los niños", indicó el periodista español Marcos López en la transmisión del partido en la Cadena Ser de España.
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Es tal la libertad en la que anda Maradona que le permitieron acceder al palco con la credencial de su amigo colombiano René Higuita, como lo evidenció una fotografía mientras lo atendían en una sala cercana cuando se descompuso.
En la mejenga
Diego, en muchos tramos del partido, dio más de que hablar por lo que hacía en las gradas, que sus compatriotas en el campo.
El primer gol anotado por Lionel Messi a los 14 minutos precipitó la euforia de la leyenda argentina, de 57 años, que de repente salió, literalmente, de una profunda siesta en la que inexplicablemente estaba, ¿acaso Argentina jugaba tan mal para él?
Con los brazos cruzados sobre el pecho, de pie en su asiento, hasta sus guardaespaldas, quienes tuvieron trabajo de más este martes, necesitaron contenerle varias veces para evitar que cayera por encima de la baranda de cristal.
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Las cámaras también retrataron su frustración, manos sobre el rostro, en el empate nigeriano.
Nada en comparación de su celebración del gol ganador de Marcos Rojo (86), los dos dedos del centro exhibidos frente a las cámaras en una pésima señal, acompañados de un feo insulto, fácilmente descifrable en sus labios (“Putos”).
Queda por ver si el obsceno gesto deja la misma huella en la historia que su famosa ‘mano de Dios’ en 1986, pero esta ha sido mucho más reprobada y si hasta el momento el hombre seguirá haciendo lo que quiera, solo por llamarse Diego Armando Maradona.