Anda circulando un video de aficionados de la Liga afuera del estadio Carlos Ugalde en San Carlos, donde amenazan con “quebrar” a los jugadores manudos por perder 3-0 contra los Toros del norte.
Además, parece que se está cuajando una campaña en redes sociales para que la gente, o no vaya más al estadio, o queme las camisas rojinegras frente a la Catedral.
¿Es en serio?
Manudos, les habla uno más y por más que a uno le duela que el equipo sea octavo, que tenga cinco años de no ser campeón y de que todas las semanas seamos el blanco del bullying, la Liga no tiene la culpa de lo que le está pasando.
Puede sonar contradictorio, pero así es.
Les explico. Hablo de la Liga como institución. La que ha ganado 29 campeonatos nacionales y dos del área de Concacaf. La que cumple 100 años este 2019 de ser intachable y que, pese a los malos momentos, sigue siendo de su gente, no de nadie más.
En 100 años hubo crisis, sequías de títulos y hasta ridículos en la cancha, pero nunca nos vendimos a nadie. Seguimos siendo de nosotros. Esas tempestades las sacamos entre la sangre rojinegra y acá seguimos y seguiremos siendo liguistas por mil años más.
Pero que un grupo de dizque aficionados confunda la grandeza de un club con 11 jugadores que pierden un partido, o con un presidente o una junta directiva, permítanme decirles que esos aficionados no saben de fútbol.
Alajuelense no son ellos ni Fernando Ocampo. Alajuelense somos todos los que queremos a esta institución porque sí, en las buenas y más en las malas, porque eso es lo que hace una familia de verdad, acompañar en los buenos momentos, pero ser el respaldo cuando las cosas no salen bien.
¿Usted abandonaría a su mamá si la despiden del trabajo? ¿Dejaría en la calle a su papá si le detectan una enfermedad?
¡No! Ellos, al igual que los colores, son lo más sagrado que podemos tener, porque el rojo y el negro es como la familia, nunca cambian. ¿Cómo los vamos a quemar?
Los jugadores son pasajeros, las juntas directivas también, pero la camisa y el escudo seguirán siendo los mismos aunque cambien el diseño todos los años.
La violencia nunca será la solución porque ninguna crisis se superó tirando piedras o dejando de ir al estadio.
Seamos ejemplo. No abandonemos que la Liga nos necesita, que apoyándola no estamos respaldando a Fernando Ocampo ni a los jugadores que no deberían estar ahí. Estamos apoyando a la gloriosa institución que tantas alegrías nos dio en otros momentos.
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Yo sé que todos están cansados de perder. ¡Yo también! Pero tirando piedras, quemando camisas o dejando de ir al estadio no se soluciona nada, más bien se empeoran las cosas. La Liga no merece ese desprecio aunque los que la manejen lo hagan mal.
Ya vendrán mejores tiempos, lo sé, y si quemamos la camisa ¿con cuál vamos a celebrar la 30 cuando llegue?
Si quiere reclamar hágalo en las gradas. Hágase escuchar con respeto, pero nunca queme una camisa y si lo piensa hacer, mejor hágase saprissista.