Sebastián y Gabriel Chaves son hermanos y comparten su pasión por el tenis de mesa. Ambos le han dado alegrías a Costa Rica gracias a su talento y disciplina, pero para lograrlo, su familia ha tenido que jugársela, debido a la falta de apoyo para competir en este deporte.
Sebastián tiene 15 años y su hermano 14. Viven en el centro de Desamparados y un tío fue quien sembró la semillita de este deporte en los jóvenes, que descubieron el tenis de mesa cuando tenían 8 y 7 años, respectivamente.
Sebastián es paratleta y de vez en cuando recibe una manita de parte del Comité Paralímpico Nacional, cuando debe competir a nivel internacional, pero para Gabriel la ayuda es poca o nula y por eso, su mamá, doña Marcela Quirós levantó la voz, en busca de más recursos para desarrollar la carrera profesional de sus hijos.
“Muchas veces recurro a rifas, a vender comidas porque veo que mis hijos tienen talento, son buenos en lo que hacen, pero por la falta de recursos quedan rezagados, a veces hay deportistas que se retiran porque deben escoger entre el estudio o el deporte y porque no cuentan con el dinero para competir.
“En Costa Rica no se puede vivir del tenis de mesa, en otros países hasta les pagan por practicar este deporte y es difícil hablarlo, pero la verdad es que a veces ni el Icoder ni las federaciones apoyan, muchas veces somos los papás los que estamos corriendo para apoyar a nuestros hijos”, manifestó.
Talento
Sebastián y Gabriel descubrieron el tenis de mesa cuando vivían en El Porvenir de Desamparados.
“En el salón comunal había un club que tenía poco tiempo de estar abierto y allí comenzaron a practicar. Al inicio era complicado porque les iba supermal, no avanzaban en los torneos y ahí fue cuando el entrenador de ambos, Geovanny Rodríguez, decidió que Sebastián se convirtiera en paratleta”; recordó.
Sebastián nació con espina bífida (que afecta la columna vertebral desde el nacimiento) y no camina, se desplaza gracias a una silla de ruedas y además, tiene más de un año de luchar con una úlcera que tiene en el trasero y sin embargo, nada lo detiene para destacar como deportista y ser humano.
Actualmente está en décimo año, en el Colegio de Gravilias y desde el 2016 participa en torneos locales, a la par de atletas convencionales y gracias a su destacada participación, fue abriendo el camino para que otros paratletas le entraran bonito al paratenis de mesa.
Su primer torneo internacional fue la Copa Costa Rica en el 2016. El año pasado, comenzó a participar en el paratenis de mesa y se convirtió en el primer campeón nacional. Además, participó en la copa “Cristina Hoffman”, en Cancún, México, en donde tuvo una destacada participación y en la Copa Costa Rica 2022 logró su primera medalla, en la modalidad de dobles masculino.
En enero participó en los Juegos Nacionales y se convirtió en el primer campeón nacional de paratenis de mesa.
En el caso de Gabriel, con 9 años ya integraba el equipo nacional sub-11 que participó en el campeonato latinoamericano de la categoría en Puerto Rico, su primer torneo internacional.
El año pasado logró ubicarse como campeón nacional sub-13, campeón del ranking nacional en sub-13, cuarta categoría y 3ra categoría. Su última competencia fueron los Juegos Nacionales, allí se coronó campeón por equipos, campeón en dobles masculino, campeón en dobles mixtos y campeón individual, al lograr las 4 medallas de oro fue nombrado como el jugador más valioso del evento y próximamente recibirá el premio “Alfredo Cruz”.
Esfuerzos
Hasta el año pasado, Sebastián y Gabriel competían con el Comité de Desamparados, pero se cambiaron a Santa Ana, debido a que se quedaron sin entrenador.
Pero no solo necesitan apoyo para las competencias, doña Marcela quisiera que sus hijos recibieran una beca deportiva, porque en el día a día deben costear varios gastos para entrenar.
Sebastián debe tener una silla de ruedas convencional, no sé recomienda una eléctrica para que no tenga sobrepeso, una silla normal le ayuda a ejercitar los brazos y el cuerpo.
Además, para Gabriel deben adquirir calzado para tenis de mesa, raquetas y hay que cambiarles los hules cada tres meses y esos hules cuestan 50 mil.
“Con Sebastián no puedo andar en bus, entonces debo pagar transporte para ir y venir a los entrenamientos y a las competencias.
“Además, hay que costear la hidratación, la alimentación, como ellos están en la Selección van a entrenar dos veces a la semana al Parque de la Paz y también hay que pagar las inscripciones a las competencias, a veces cuestan 8 mil colones”, comentó.
Para competir en Juegos Nacionales, doña Marcela tuvo que hacer grandes sacrificios.
“Todos los días debían entrenar en Santa Ana y el papá a veces no podía ir a recogerlos, entonces debía pedir transporte y en diciembre y enero gasté más de 200 mil. Gabriel a veces se quedaba en la casa de un compañero y a veces Sebastián se quedaba sin entrenar porque no podía llevarlo”, afirmó.