Cuando el defensor morado Jordy Evans está de vacaciones o tiene días libres con la “S” es muy común ver a su mamá, doña Johanna Solano, utilizar tenis, ropa deportiva, un balón y un cronómetro para echarle el hombro a su retoño con las sesiones de trabajo físico.
El corredor de la casa de la familia Evans Solano, en barrio Limón 2000, en el centro de Limón, se transforma en el espacio ideal para que Jordy le ponga bonito al ejercicio bajo la supervisión de su mamá.
Desde su debut con los morados, el 10 de junio del año pasado, la familia de Evans se ha convertido en el principal apoyo del defensor de 18 años.
“Cuando tengo tiempo libre me voy para Limón y en Saprissa me dan una lista de tareas, así que le pido a mi mamá que me ayude. Ella me toma los tiempos cuando me voy a correr o cuando tengo que hacer algo con la pelota.
“Mi mamá no tiene formación como entrenadora ni nada por el estilo, pero la llamo mi instructora de vida, porque con solo que le explico qué debo hacer ella se apunta y siempre está ahí para apoyarme, lo cual es una motivación extra. Soy muy afortunado de tenerla a ella, a mi papá y a mis hermanos, todos me apoyan mucho”, dijo el zaguero.
“Soy la mamá más orgullosa”
Doña Johanna comentó que Jordy es un muchacho muy disciplinado y que desde pequeño le enseñaron a tomar con seriedad el tema del fútbol, para que así pudiera cumplir su anhelo.
“Yo le guardo sus cosas para que trabaje cuando nos visita. Tengo las ligas, los conos, la bola y la demarcación la hacemos con masking tape. Me siento contenta por ayudarle.
“Cuando él trabaja en la casa lo hace temprano y cuando terminamos compartimos el desayuno, conversamos, y descansa un rato por la mañana porque en la tarde otra vez vuelve a hacer trabajo físico. Yo no tengo que despertarlo ni nada, él por su cuenta hace sus roles”, dijo.
Ella se siente la mamá más orgullosa del mundo, por ver los frutos del trabajo de su hijo.
“Él no dice: ‘qué pereza ponerme a trabajar’ sabiendo que tiene días libres, porque sabe cuál es su responsabilidad. Cuando lo trajimos a San José le advertimos que no queríamos saber que anduviera de parranda o de mal portado.
“Mi esposo y yo le recordamos de dónde es, que siempre se mantenga humilde y queremos que siga con esa actitud. Me siento la mamá más orgullosa del mundo y cada vez que voy a Limón la gente me grita: ‘¡eso mamá de Jordy!’ o la gente me detiene para felicitarme y yo no tengo palabras para agradecerles”, destacó.
La familia del jugador aún no ha podido ver a su muchacho en vivo y a todo color en el estadio, debido a la pandemia por el covid-19.
“Me muero por verlo jugar en el estadio. Yo le pregunto a Jordy en son de broma si necesitan a alguna persona que le vaya a barrer el estadio y me responde: ‘Mami y sus cosas’.
“Cada vez que va a jugar lo bendigo y no me pierdo un partido. A veces cuando veo alguna jugada peligrosa pienso en que lo van a matar o me le están dando duro, pero así es el fútbol y nosotros le aconsejamos que no pelee, pero nosotros no nos enojamos, porque entendemos que es parte de lo que él hace en la cancha”, afirmó.
Para doña Johanna, es importante que Jordy lleve el fútbol de la mano con el estudio y próximamente se matriculará para hacer los exámenes de bachillerato.
“Desde hace tiempo queremos que saque el bachillerato y no lo ha hecho, pero no por vago, es porque cada vez que ha tenido que presentar algún examen la fecha coincide con algún partido en el extranjero”, explicó.