Como un milagro, así describe doña Mariel Fernández el hecho de que su hija Amelie Araya sea una de las jugadoras de la Selección Femenina Sub-20 en el Mundial de la categoría que se juega en nuestro país.
La muchacha, de 19 años, fue la última convocada para la fiesta mundialista, luego de darse a conocer que Yirlany Hernández, jugadora del Municipal Pococí, quedó fuera por una lesión.
Araya ya estaba haciendo maletas para devolverse a su casa, en California, Estados Unidos, cuando el lunes anterior la llamaron para decirle que quedaba dentro de la lista para el mundial.
“Es un gran orgullo para nosotros. ¡Es un sueño! No esperábamos que algún día ella jugara con la Selección de Costa Rica, siempre fue un sueño de ella y gracias a Dios está aquí”, afirmó su mamá el miércoles anterior, antes de ver a la jugadora en el partido contra Australia.
Una oportunidad de oro
Doña Mariel tiene 37 años y es hija de padres costarricenses, pero toda su vida ha vivido en Estados Unidos. Comentó que pocas veces Amelie y su hermana Alissa, de 16 años, han visitado el país.
La mamá llegó al estadio Nacional en compañía de Alissa, de su papá, don Edgar, y su hermano Andrey. La familia estaba desde las 4:00 de la tarde en las afueras de La Joya para ver a su muchacha llegar en el bus y luego disfrutar del encuentro.
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La orgullosa madre contó que el año pasado, el abuelito de Amelie, don Mario Araya, vio un anuncio en redes sociales en el que buscaban jugadoras para la Selección Sub-20 y la familia decidió mandar un correo electrónico. La volante participó en las visorías que se realizaron para la caza de talentos.
“Me siento muy emocionada de jugar un Mundial con Costa Rica. Me encanta de este país su comida y mis amigas. Iremos paso a paso y con el objetivo de ganar”.
— Amelie Araya, volante Selección Sub-20.
“Ella empezó a jugar a los 5 años, al inicio jugaba con varones y ya luego se metió en equipos con mujeres. También jugó con el equipo del High School (colegio), que se llama Glendale, y al llegar a la universidad, el año pasado, se metió con el primer equipo de la universidad. Actualmente cursa el segundo año en la Universidad Riverside”.
“Amelie llegó al país hace seis semanas y ya estaba lista para volver a casa, pero recibió la buena noticia, en medio del dolor de Yirlany (Hernández), quien quedó fuera”, afirmó.
La joven estudia administración de empresas y la noticia de que sería tomada en cuenta para el Mundial fue motivo de alegría para la jugadora y su familia.
“Fue una gran felicidad para ella, no tiene palabras, ella iba de regreso a California cuando pasó esto. De hecho, cuando le dijeron que venía para acá, las autoridades tuvieron que correr con una serie de documentos para formalizar su nacionalidad (no amplió sobre el trámite), pero todo salió bien”.
“Siempre le digo que deje todo en manos de Dios, que Dios está con ella y el que esté aquí es un milagro, porque por poco se iba. También la he aconsejado para que se divierta, que no se preocupe por la presión, porque se ha preparado para este momento”, comentó.
Única
Amelie estuvo en algunos microciclos de la Tricolor y jugó con la Sele en las las giras a México y a Estados Unidos, también estuvo en todo el campamento previo al Mundial.
Al vivir toda la vida en Estados Unidos, la muchacha habla más inglés, pero gracias a su convivencia con las jugadoras de la Sele, está hablando más en español.
Su mamá y hermana llegaron el martes anterior al país y su abuelo, don Edgar, no tuvo palabras para describir lo emocionado que se siente de saber que su nieta está representando al país en la Copa del Mundo.
19 años tiene Amelie.
“Amelie es la única nieta que juega en un equipo, algunos nietos juegan de forma ocasional. Es una gran jugadora”.
“No hay palabras para describir lo que siento, el martes por la mañana me dieron la noticia y se me salieron las lágrimas de la emoción”, dijo el abuelito, vecino del centro de San José.