El delantero del Deportivo Saprissa Luis Díaz llega inspirado al clásico de este sábado ante Alajuelense, luego del buen partido que tuvo el martes ante Comunicaciones.
A inicios de semana, el jugador nicoyano marcó el tercer gol del Monstruo en el juego ante los Cremas, que le dio el pase a la Copa de Campeones de Concacaf al Sapri y esta anotación tuvo un significado más que especial.
Luego del tanto, Luis elevó sus manos y miró al cielo. Ahí sintió más fuerte que nunca la presencia de su abuelita, doña Freddy Espinoza, a quien perdió en diciembre del año pasado, días después de que firmara con los morados.
La madre del jugador, Milagro Díaz, más conocida como doña Mili, conversó con La Teja, horas antes de irse para Escazú, en donde vive el futbolista y acompañarlo en el duelo ante los rojinegros.
Además de su mamita, a Luis lo acompañarán desde la grada su hermana María José, su sobrino Mariano y su padrastro, don José. Su abuelito, don Mario verá la mejenga desde su casita.
La edición 355 del clásico ante Saprissa y Alajuelense dará inicio a las 8 p.m., en el estadio Ricardo Saprissa.
“Aquí vamos llevando el día a día, pidiéndole a Dios que nos dé fortaleza para sobrellevar la pérdida, porque ha sido bastante grande, no esperábamos que nos ocurriera esto, pero vamos poco a poco.
“Gracias a Dios, Luis tiene un círculo cercano que no lo ha dejado solo desde que falleció mi madre. Acá en Nicoya asiste a una iglesia y sé que en San José también se congrega, su familia lo apoya, sus amigos y ha buscado ayuda profesional. Somos conscientes de que sin Dios no podemos hacer nada y por eso, sé que él ha encontrado en el Señor las fuerzas para seguir, para cumplirle el sueño a su abuelita”, afirmó.
Emoción
El 24 de julio pasado, Díaz marcó el único tanto que lleva en el torneo y lo hizo ante Guanacasteca y se reencontró con el gol en el juego contra los chapines. Para su madre, cada anotación es especial, pero al ver la reacción del futbolista no pudieron con la emoción.
“Siempre le digo que confíe en él, que aprenda a manejar la ansiedad que le da cuando no anota, le recuerdo que el tiempo de Dios es perfecto y el momento por el que hemos orado tanto llegó.
“Lo vivimos demasiado, lloramos y hablamos cuando salió de la prueba de doping. Lo felicité, como lo hago luego de cada partido y él me dijo lo que ya sabíamos que el gol era para su abuelita. Me dijo: ‘era para mi viejita’ y estaba muy contento, sé que ese gol le va a dar más seguridad para seguir luchando, porque su gran pasión es el fútbol”, añadió.
La orgullosa mamá recordó que los primeros meses de Díaz con la camisa morada fueron difíciles y poco a poco se va recuperando del duro golpe que recibió la familia.
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“Al inicio le costó acoplarse, es que él era los ojos de mi mamá y se le ha dado un poco más, pero ha entendido que la vida sigue y debemos continuar. Hace tres años botamos la casa en donde vivió sus primeros años, porque estaba muy deteriorada y él nos construyó una nueva y por dicha, su abuelita la pudo disfrutar.
“Luis tiene más sueños, no me ha dicho cuáles son, pero él no se cansa de luchar y nosotros todos los días lo acuerpamos, ya sea desde acá o cuando lo vamos a visitar a San José”, expresó.
En el Sapri, Luis tuvo como entrenador a Vladimir Quesada y ahora José Giacone y el jugador de 25 años le contó que con el nuevo técnico, hay que trabajar más.
“Luis en cosas del equipo es muy reservado, pero sí me dijo que se siente a gusto con el nuevo entrenador y sí nos dijo que los entrenamientos son más intensos, pero está bien, está feliz y confiando en el campeonato”, destascó.
Bien chineado
Para doña Mili, cada visita que le hace a su muchacho tiene un significado muy especial. Todos los días hablan por teléfono, pero cuando llega a la casa del jugador, puede darse el gusto de chinearlo como se lo merece.
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“Por ejemplo, para el clásico sé que va a estar concentrado. Nosotros lo vemos hasta que termine el partido y prácticamente llegamos a descansar. Al día siguiente nos pide comida, yo le llevo tanelas, empanadas y pancito casero y tamal asado que le gusta mucho. A veces le llevo gallina achiotada, que le encanta.
“Luis es mi apoyo incondicional, siempre vela por mí y sus hermanos y por eso, siempre le digo que se esfuerce al máximo, que haga oídos sordos a críticas y malos comentarios, sé que jugar es lo que más le gusta y que ponga todo en manos de Dios, siempre, antes de cada partido, sé que va demostrando quién es y nosotros tenemos fe, en que puede dar más”, recalcó.