María Fernanda Chavarría de Sporting y July Navarro de Dimas Escazú, son dos de las madres futbolistas que participan en la primera división de nuestro fútbol.
Ambas destacan en sus equipos y relataron a La Teja la experiencia de combinar ambas facetas.
Marifer se levanta a las 3:30 de la madrugada todos los días para poder realizar todas las funciones que le tocan, como ser mamá, trabajadora y futbolista del Sporting.
Tiene 30 años y una hija adolescente de 13, Keira Matarrita Chavarría con quien vive. Son ellas dos y nadie más.
“Chava” como le dicen todos, incluida su hija, entrena a las 5:30 de la mañana y si tiene que trabajar en el gimnasio (es dueña con una socia) se va de una vez, para regresar entrada la noche. Casi que a alistar cosas para el día siguiente y descansar.
Si tiene la mañana libre, descansa un rato, comparte con su hija cuando el horario del colegio lo permite y se va a trabajar en la tarde y regresa cansada, pero con la ilusión de poder compartir con Keira. Así son todos los días.
Chava quedó embarazada en el 2010 cuando tenía la posibilidad de ser convocada a la selección que disputaría la eliminatoria.
“Fue un balde de agua fría, tenía la posibilidad de entrenar para el Mundial de Alemania y a los Juegos Nacionales pero quedé embarazada y todo se cortó de golpe. Fue durísimo, me cambió la vida radicalmente . Hice una pausa, lo asimilé y a los 30 días de mejorada estaba entrenando otra vez”, cuenta Chava.
Ella no sabía que estaba embarazada y entrenó algún tiempo pero los achaques fueron la señal para al menos darse cuenta que algo no estaba bien.
“La señal evidente fue que había demasiados achaques, desde el inicio del embarazo hasta el final. En dos semanas bajé tres kilos por vomitar, no era normal. Tenía una deshidratación extrema y fui al hospital con mi mamá”.
“Esperábamos cualquier cosa, menos eso. Si yo me fui de espaldas, imagínese mi mamá. Tuve que hacer una pausa pero siempre entrené, porque he sido de hacer pesas toda la vida y valga la oportunidad para decir que no es malo hacer ejercicio estando embarazado, todo lo contrario”, explicó.
Hoy es una mamita afortunada, con una hija a la que no le gusta practicar el fútbol pero la acompaña a los partidos y le vive diciendo cosas para motivarla.
Ama de casa
July Navarro es futbolista, árbitra de fútbol y ama de casa. Vive con su pareja, Luis Blanco y su hija de ocho años Samantha Blanco en Belén.
Navarro tiene 25 años y comparte muchos momentos agradables con su hija. De hecho, ella la entrena en forma individual y este martes la pequeña tiene partido.
Navarro jugaba con Codea Alajuela cuando quedó embarazada. No lo sabía, pero era algo que estaba planificado junto con su pareja.
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“Fue una alegría enorme, estuve alejada del fútbol durante el embarazo más la cuarentena pero apenas pasó volví a entrenar. Soy de Liberia y me acababa de venir a vivir por estos lados. Codea me abrió las puertas y me dijeron que podía regresar cuando naciera el bebé y así pasó”, dijo Navarro.
Navarro se levanta a las 4:40 de la mañana para ir a entrenar.
“Mi pareja me apoya, lleva a la niña a la escuela, yo entreno, regreso a la casa y hago cosas del hogar. En la tarde me toca recoger a mi hija”, dijo.
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“Hacemos tarea, la llevo al parque para que juegue o la entreno y en la noche, todos en familia hacemos algo, vemos una película o algo”, añadió.
Indicó que generalmente juega con Dimas y el sábado o domingo, cuando lo determine la asociación a la que pertenece, dirige como árbitro partidos de fútbol. Por conflicto de intereses no lo puede hacer en fútbol femenino de primera. “Los de la asociación saben de las dos cosas y me asignan partidos donde no haya conflictos”, dijo.
Su hija es muy querida por sus compañeros en Dimas Escazú. “Muchas veces está en las charlas, o en el camerino y he entrado a la cancha con ella. Es como una inspiración, todos los sacrificios que uno hace valen la pena”, comentó Navarro.
Ambas jugadoras festejan el Día de la Madre en compañía de ese ser que es el motor de cada día y que las motiva a mejorar cada vez más.