Luis Paradela es un futbolista acostumbrado a derrumbar barreras y muros para los cubanos, su historia ha estado llena de retos en los que a pesar que las cosas se veían complicadas o que nadie lo había hecho, se mandó valiente.
El isleño es el primer jugador de esa nación en fichar para Saprissa, fue el primero en jugar de manera legal en el fútbol de los Estados Unidos y fue el primero en ser convocado a la selección de Cuba jugando en el extranjero.
Hasta a nivel familiar fue el primero que se inclinó por un deporte diferente al béisbol, el que reinaba en su hogar y jugó en sus primeros años de vida por influencia de su papá, hasta que la pecosa lo terminó seduciendo.
Se necesitaría mucho tiempo para conocer toda la historia de vida del delantero de 25 años, quien gracias al fútbol pudo salir de su país con todas las de la ley, lo que la gran mayoría de sus compatriotas no han logrado y les ha tocado desertar.
“Yo soy del pensar, que haciendo las cosas bien se pueden lograr muchas cosas, obviamente entiendo que hay jugadores que han tenido que hacerlo de otra manera para lograr sus sueños u objetivos, pero gracias a Dios de esa manera a mí las cosas me han salido bien y espero seguir haciéndolo así para seguir jugando en la selección”, dijo el ganador del premio a mejor extranjero del torneo de Apertura ante consulta de La Teja.
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En el 2019, Luis llegó a préstamo al equipo Reno FC, del estado de Nevada, en la categoría USL, una segunda división de los Estados Unidos, algo insólito para cualquier cubano, no solo en el fútbol sino en cualquier categoría. Él se encargó de romper ese bloqueo.
“Fui el primer cubano en jugar en los Estados Unidos legalmente, sin desertar, ni dejar de pertenecer a la selección nacional. Eso se da porque yo tenía contrato con un equipo de Guatemala, la Universidad de San Carlos y ellos me dan a préstamo allá y es donde me dan el visado para poder ingresar a los Estados Unidos”.
Tal como lo explicó, todo eso se da mientras siguió en su selección. Luis debutó en la sele cubana desde el 2018 y nunca la ha dejado.
“Fui el primer cubano en jugar en los Estados Unidos legalmente, sin desertar, ni dejar de pertenecer a la selección nacional”
— Luis Paradela
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Decepción lo volcó al fútbol
En un país en el que reinan los beisbolistas, los atletas, los boxeadores, Luis fue contra la corriente, pues de chiquillo no tenía en sus planes ser futbolista. Creció en el diamante jugando como paracortos.
“Hace quince años, no me imaginaba esto, yo empecé en el béisbol y sufrí una decepción que me apartó. Estaba en la categoría 9-10 años en un equipo nacional en el que ganamos bronce en un campeonato de Cuba entera y cuando era el último año de la categoría llevaron a otro jugador que no tenía mejores números que yo.
“Eso me golpeó mucho porque era un niño y ahí es cuando me pasé al fútbol. Con once años fue que empecé a jugar”, dijo.
Luego de todas las puertas que ha ido abriendo, hasta su papá se terminó enfriebrando con la pecosa.
“A mi papá lo he vuelto ‘futbolista’, ahora es fan del fútbol, se pone a ver los partidos y todo. Hay juegos que no puedo ver porque estoy un poco ocupado y él me llama y me habla de eso, de cómo quedaron los resultados. Lo he vuelto ‘futbolista’ cuando antes lo que le gustaba era el béisbol y era quien me motivaba a eso. Cuando empecé a crecer futbolísticamente siempre me apoyó en todo y esto (premio) es parte de él”.
Lo que ha logrado le permite soñar con otras cosas, como traer su familia a Costa Rica, un proyecto que espera conseguir, pues por la manera en que ha hecho las cosas se le abren algunas puertas.
“Traerlos es un sueño pendiente que pienso cumplirlo ahora (que llegó al Saprissa). Lo veo factible porque gracias a Dios sí existe la posibilidad. A mi mamá no la he traído por el tema de mi hermano, que no lo he podido sacar, en cuanto pueda sacar lo de él, ella se viene acá conmigo.
“Todavía no hay nada, estamos esperando a ver qué puede pasar, ojalá lo pueda traer y tenerlos cerca mío. Es algo que no tuve cuando salí de Cuba, tener a alguien me dijera cómo eran las cosas”, contó.
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El hermano de Luis, José Carlos, tiene 19 años y también juega fútbol, integra la selección sub-20 de Cuba por lo que son cuidadosos en todos los pasos a tomar.
Con todos los obstáculos o barreras que ha derribado, para Luis no hay situaciones que lo frenen, siempre busca la manera de cómo lograrlo, eso incluye jugar en un equipo de tanta presión e exigencia como Saprissa. ¿Quién dijo miedo?