Alajuelense nombró a Luis Marín como su nuevo técnico el pasado 9 de agosto, con la esperanza de que le diera un mejor rumbo al equipo luego de que se agotó el ciclo del argentino Andrés Carevic.
Pero desde que se anunció a Yiyo, muchos manudos temieron lo peor, consideraron que no era la persona indicada para el puesto porque aún le falta colmillo y comer más zacate, por eso dudaban un poco si tenía el carácter necesario para echarse esa bronca encima.
Y luego de casi dos meses, el tiempo le dio la razón a quienes dudaban, ya que el cuadro erizo parece caminar rumbo a un despeñadero y despidió a Marón este miércoles luego de la pelada ante el Guastatoya de Guatemala.
Antes de repasar los desastres bajo la guía de Marín, quien no duró ni dos meses en el cargo, hay que comentar un poco sobre lo que pasó este miércoles desde temprano
Yiyo, junto a su representante, Juan Vicente Carvajal, y Harold Wallace, asistente técnico, tuvieron una reunión a eso del medio día con el director deportivo erizo, Agustín Lleida, en el CAR, en Turrúcares de Alajuela.
En dicha reunión, de la que no se hizo público ningún detalle, se haabló sobre la continuidad del entrenador, cuyo contrato vencía hasta junio del 2022.
Luego, la directiva de Alajuelense también discutió ese tema en sesión extraordinaria y comunicó su decisión pasadas las 9 p.m
“La Junta Directiva de LDA y la gerencia deportiva acordaron que Luis Marín deja de ser el director técnico del equipo a partir de hoy, así como su asistente técnico, Harold Wallace. Estamos muy agradecidos por su identificación con el club y por su lealtad a la camiseta rojinegra. Luis Marín y Harold Wallace seguirán ocupando un lugar en la historia de esta institución”
Antes de eso, el único pronunciamiento que hizo el club luego del papelón ante el Guastatoya fue una publicación en redes sociales, en la que le ofreció disculpas a la afición por lo sucedido, algo que más bien chiveó más a la gente pues no era la respuesta que esperaban tras quedar eliminados de la Liga Concacaf, sino la que se dio horas después con el despido de Marín.
Añicos
Más allá de las disculpas que en Alajuelense quieran dar o las excusas que el técnico dio, el daño a la imagen del equipo ya está hecho.
El primer gran golpe a los manudos fue en la fecha 8, el sábado 28 de agosto, cuando el León a cargo de Yiyo visitó a Saprissa en Tibás y se fue goleado 4-2, en un partido que los rojinegros iban ganando 2-0.
Ese fue el primer cortocircuito con la afición, que le reclamó la manera en que el técnico morado, Mauricio Wright, se lo comió con los cambios y le dio la vuelta rápido al partido, igualando a los 53 minutos y triunfando en los minutos finales.
Ese día, a Marín le reclamaron que apenas se vio con dos goles de ventaja, se fue a meter atrás a cuidar el marcador, que le faltó ambición y lectura de juego para rematar a un rival que en la primera media hora no la vio.
En Pérez Zeledón, el 14 de setiembre, los manudos perdieron 1-0, en el que hasta el momento es el único partido que han ganado los generaleños en este torneo. Pero lo metida de patas más grande de esa jornada fue que ocultó que Marcel Hernández no jugó por un tema de indisciplina.
El técnico salió con una mentira para ocultar el tema, se inventó que el jugador estaba enfermo, pero a los dos días el presidente rojinegro, Fernando Ocampo, lo desmintió. Marín quedó pésimo ante la opinión y tuvo que reconocer que mintió.
El empate a dos que pescó en casa ante San Carlos, el 17 de setiembre, tampoco lo ayudó. Fue un día en que no perdió de puro milagro y en el que el León igualó a los 90 minutos con un gol de Alonso Martínez, cosa que igual no maquilló la impresión general.
Los daños con Marín llegaron a su punto máximo en la serie ante el Guastatoya de Guatemala por la Liga de Concacaf, primero igualando a uno en el duelo de ida, un partido que perfectamente pudieron ganar, y la que la sacó del estadio fue el empatar a dos en casa y quedar fuera por los goles de visita.
Una vez más, el equipo de Marín dejó ir una ventaja de 2-0 y en los últimos diez minutos los chapines, últimos en el torneo local, igualaron el duelo aprovechando las ventajas que el rival dio con las variantes y el planteamiento del segundo tiempo, cuando faltando media hora hizo cuatro cambios y “metió el bus”, como si tuviera todo garantizado.
El daño en menos de dos meses ha sido muy fuerte y en algunos casos, como la eliminación ante los guatemaltecos, es irreparable, ya que también los deja fuera de la Liga de Campeones de Concacaf.
En el torneo nacional, aunque el equipo está en zona de clasificación, la esperanza por el título parece mínima, la bronca que se tendrá que comer el nuevo entrenador no es jugando.