Luis Marín se convirtió en la persona idónea para liderar el proyecto de San Carlos y cinco meses después de su nombramiento vio los frutos con base en mucho brete y un buen libreto bajo el brazo. Yiyo dejó callados a muchos que trataron de ensuciar su labor con el título nacional.
Terminado el encuentro, Marín se fundió en abrazos, lágrimas y felicitaciones, ya que todos querían agradecerle al profe, uno de los arquitectos que construyó la historia de los Toros del Norte al lograr su primer título como campeón nacional.
“Me siento muy contento, ya que todo lo hecho y que he pasado con Jorge Luis Pinto, Óscar Ramírez, Paulo Wanchope y Rónald González me dio un bagaje suficiente para tener bastante experiencia. También destacar que los jugadores se aplicaron como debían fue vital”, dijo el entrenador.
Para Marín era normal que al principio hubiera dudas con su trabajo, pero demostró que con mucho brete y la mentalidad correcta se pueden logran grandes cosas.
“Esto implica mucho trabajo, exigencia y pedir más de lo que estaban acostumbrados. Fue fundamental vender una idea para conseguir los objetivos y por los cuales había que sacrificarse para ser campeón. Sudamos gotas de sangre, porque estamos acostumbrados a un ritmo y sí se podía dar más, todo eso era lo que tuvimos que cambiar”, indicó Marín.
El nuevo campeón nacional explicó también lo que debió hacer para enfrentar a un rival tan fuerte como el Saprissa.
“Enfrente tuvimos a un gran rival de mucho peso, había que ganar el campeonato de alguna manera y si la forma era defenderse bien y cerrar espacios, entonces, tocaba porque era un rival que toca muy bien la pelota”, destacó.