Luis Fernando Suárez vibró y sufrió de nuevo este martes en el estadio Nacional, pero desde una faceta muy diferente a la que está acostumbrado, pues esta vez le tocó estar en las gradas como aficionado.
Al frente no tenía un juego de la Tricolor, a ese equipo lo vería más tarde, sino se trataba de un equipo con sus paisanas, la sub-20 de Colombia, que peleó con uñas y dientes su clasificación a los cuartos de final al empatar a dos ante Nueva Zelanda.
Sentado solo en unos de los asientos del palco de invitados, el cafetero no apartaba la mirada del campo, igual de concentrado que en cualquier partido de la Sele.
Lamentablemente, de sus gestos no podemos mostrarles fotos porque según las disposiciones de FIFA en los estadios, los periodistas tienen prohibido hacer fotografías o videos en las graderías o a los partidos, por lo que se las quedamos debiendo.
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Los últimos 15 minutos de pura tensión que vivieron los colombianos en las gradas de la Joya de La Sabana, el profe los vivía de la misma manera, incluso no se descuidaba ni para ver su celular.
Un gol de Nueva Zelanda hubiera eliminado a las sudamericanas y en los últimos minutos las oceánicas presionaron con todo por conseguirlo, ante la mirada atenta de Suárez.
En su cabeza de entrenador, posiblemente el profe tenía todo un plan de cómo hacer para parar la asfixia que sufría Colombia, el corazón no engaña, pero esta vez nada podía hacer más que apoyar.
Al final del partido ya soltó un respiro relajado por el trabajo cumplido y hasta fuimos a saludarlo y brevemente nos dijo lo satisfecho que quedó de la clasificación y que la oportunidad de ver una representación de su país fuera de Colombia es algo que disfrutó bastante, sufrido, pero gozado.
El que el cafetero haya ido a ver a sus paisanas tampoco es casualidad, el lunes las fue a visitar a la sede de concentración para darles ánimos y convencerlas de lo que pueden lograr.