Los últimos 16 meses han sido como una película de terror para el lateral de Liga Deportiva Alajuelense, José Andrés Salvatierra.
El último capítulo se escribió la noche del miércoles en el Estadio Alejandro Morera Soto, cuando después de 10 meses sin actividad apenas pudo jugar 45 minutos, pues una nueva lesión lo atacó cuando todo mundo se disponía a disfrutar del descanso del medio tiempo.
Salvatierra quedó tendido detrás de una de las porterías y al ver su cara era evidente el desconsuelo, horas después se confirmaría que se rompió el tendón de Aquiles del pie izquierdo.
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“Esta lesión no tiene absolutamente nada que ver con lo que fue la recuperación extensa del año anterior, que sí tenía que ver con su rodilla derecha”, informó el club erizo. Lo que quieren decir es que este daño es nuevecito de paquete.
Del anterior, que fue ruptura del ligamento cruzado en la rodilla derecha, parece que quedó pura vida, aunque de esta quedaron serias consecuencias porque no solo se perdió todo el campeonato de invierno 2018, sino que también tuvo que bajarse del avión que lo llevaría a jugar la Copa del Mundo de Rusia 2018 bajo el mando de Óscar Ramírez.
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Ya deporsí a inicios del 2018 había dado malas señales, pues sufrió lesión el 8 de febrero y otra el 3 de marzo, aunque fue recuperación rápida, mostraba signos de ser reincidente.
Tras de todo, el año pasado también se le juntó la sanción por dopaje, misma que en octubre la Comisión Disciplinaria de la Fedefútbol ratificó porque dio positiva por Higenamina que está en la lista de prohibiciones de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje por sus siglas en inglés) dentro y fuera de competición.
Igualmente el 2017 ya lo había terminado en camilla. En esa ocasión andaba de gira con la Sele por Europa y antes de uno de los amistosos se le rompió una fibra muscular de su ratón izquierdo y hasta ahí llegó.
Ya la rodilla derecha de José Andrés le había dado problemas, en el 2014 estuvo fuera todo el campeonato de invierno porque se rompió sus ligamentos.
Algunos han superado la prueba
El fútbol costarricense ha visto casos de futbolistas que se enganchan en lesiones, como le está pasando a Salvatierra, y superan la prueba.
Cuando jugaba con la Liga, el delantero Johnny Cubero sufrió una fractura del fémur cuando le cayó encima el portero rival, que hasta los médicos quedaron sorprendidos.
“Una lesión como la que él sufrió es casi imposible que ocurra en el fútbol”, dijo en aquel momento el doctor ortopedista Adrián Gutiérrez. El futbolista necesitó más de un año para volver y jugó hasta los 40 años de edad.
O el caso de Hansell Arauz, jugador del Municipal Grecia, al que se le rompió el ligamento cruzado anterior tres veces.
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La primera, en octubre del 2014 cuando su pierna izquierda se quedó pegada en la sintética del Estadio Ricardo Saprissa durante un clásico; el 2 de diciembre del 2015 apenas recuperándose se repitió, otra vez la pierna izquierda en la misma cancha y otra vez el ligamento; la última a mediados del 2017 esta vez jugando con Carmelita.
También Juan Bustos Golobio vivió un calvario y se recuperó de cuatro lesiones serias en seis años, que incluyeron ruptura de ligamento, fractura en su clavícula y meniscos.