Rubilio Castillo (La Ceiba, Honduras, 1993) cuenta que su familia es siempre la primera en saber que él jugará de titular en un partido y así fue con su primer clásico en suelo tico.
“Ellos son mi vida, mi esposa y mi hija ya están aquí conmigo y con ellas celebré y le di gracias a Dios por esa noticia, creo que pude aportar parte de lo que el profesor (Centeno) me pidió y con ellas dos (la esposa y la hija) en el estadio resultó una noche muy especial", dijo.
Rubilio, la nueva esperanza morada con el 9 en la espalda, no considera que deba superar lo hecho antes por otros delanteros que han llevado ese número en el Monstruo como su compatriota Jerry Bengtson, el brasileño Tasio Maia o Jonathan Moya.
“Tengo claro el reto que acepté al venir a Saprissa, pero mi trabajo depende de las órdenes del técnico que tengo ahora y lo que pueda aportar”, opina.
El hondureño dice tener claro su norte. “No debo centrarme en el trabajo de otros. mi norte es ser campeón con uno de los grandes del área”. Dios, la familia y el fútbol son los motores que lo impulsan.
-¿Usted cómo se define?
Soy un hombre familiar y sumamente religioso. El tiempo que me queda se los dedico a ellos y me gusta estar cerca de Dios en cada instante, busco estar cerca del Todopoderoso junto a ellos.
-¿Quiénes componen su familia?
Mi esposa Angie García, mis hijos Nilmar, Crisia Samira y la hija de mi señora, Zachary.
-¿Están todos en Costa Rica?
De momento acá solo están mi esposa y mi pequeña. Nilmar y Zacha están en Honduras por aspectos de papeleo y estudio, pero pronto estarán con nosotros junto con mi mamá
-¿Conversa con su esposa antes de cada juego imaginando cómo podría ser el choque?
En realidad no me imagino nada, pero ellos y Dios son mi apoyo y la alegría total es cuando ya sé que voy a jugar, se los comento a todos y eso es una bendición.
-¿Acostumbra ir a misa?
Sí, claro en Honduras nos congregábamos siempre en la iglesia de Amor Viviente y aquí vamos a hacer lo mismo porque todos somos hijos de Dios y gracias infinitas a Él podemos tener salud para luchar por nuestros objetivos familiares y deportivos.
-¿Qué religión profesa?
Soy católico, pero en mi vida nunca he tenido problema para ir a una iglesia evangélica; asisto si alguien me invita, voy sin pensarlo porque debemos alabar a Dios. En ese tema estoy muy fortalecido.
-¿Ya con su familia en Costa Rica qué hace un domingo?
Primero descansar, pero también me gusta salir a conocer cuando estoy fuera de Honduras.
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-Su compatriota Henry Figueroa (con la Liga) tiene 33 tatuajes, ¿a usted le gustan o no?
Sí, tengo varios, los de mis hijos, el de mi mamá, uno de Dios porque, insisto, soy muy creyente y un par más...
-¿Qué piensa de su nuevo técnico?
El profesor Centeno nos ha transmitido su idea en estos pocos días. Confía en todos y, en mi caso, si me dice que me tire de cabeza ahí voy, entendiendo que hay cosas que me gustan dentro de la cancha que siempre hago y no las voy a dejar de lado.
-¿Como vivió este primer clásico ?
Este tipo de partidos siempre serán especiales para los jugadores de fútbol en cualquier parte del mundo y en Costa Rica no es diferente. La afición apoya de gran forma, me hubiera gustado que la opción (de anotar) que tuve se diera para celebrar con ellos, pero no se pudo. Sé que pronto llegará.
-¿Le ha costado adaptarse?
No mucho, en el camerino los compañeros me recibieron muy bien, pura vida, como dicen ustedes, y en pocos días en ese tema ya estaré al cien por ciento.
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-¿Cómo sintió ese clásico?
Bueno, tuvimos para ganarlo, sobre todo en el primer tiempo; en el segundo bajamos un poco por el desgaste, pero junto con el profesor Centeno en poco tiempo estaremos a tope para luchar de lleno por el título.