Un número inusual de seguidores de todo el mundo tuvo ayer el empate a uno entre los equipos Neman Grodno y Belshina Bobruisk en la apertura de la fecha 4 de la liga bielorrusa.
La Vysheyshaya (nombre del torneo) es el único certamen europeo en curso tras el parón futbolero que provocó el COVID-19, razón suficiente atrapar audiencias inéditas en un campeonato que se posicionó en el puesto 45 en el último ranking de la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol).
“Si hay que jugar lo hacemos, por ahora las autoridades sanitarias nos brindan seguridad. Contamos con máscaras, antisépticos, guantes”, dijo Igor Kovalevich, técnico del Neman.
El interés por los derechos de televisión del torneo se disparó. Una decena de cadenas ya pagó para transmitir en Ucrania, Rusia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia, Israel, Lituania, Bulgaria, India y Turquía. La multinacional británica SkySports también se sumó a la fiebre.
Las apuestas que mueve el fútbol de un país, que celebró en 1992 su independencia, subieron un 187% durante marzo, superando a la Bundesliga y a la Liga 1 en dicha materia.
Los seguidores internacionales se multiplican y hasta ahora el club más favorecido es el modesto FK Slutsk.
El australiano Shane Robinson creó una página en Facebook para nuevos seguidores de un club cuyo estadio no supera las 1.900 butacas.
“Bielorrusia nos permite ver fútbol, ojalá nunca se detenga”, suplicó.
Pese a que registra más contagiados y fallecidos por el coronavirus que sus vecinos Letonia y Lituania, Bielorrusia se plantó firme ante la pausa continental que decretó la UEFA.