Catar, organizador del Mundial 2022, se clasificó para su primera final de la Copa de Asia al golear al anfitrión Emiratos Árabes Unidos por 4-0, este martes en Abu Dabi, en un ambiente lleno de hostilidad y poco común.
Durante la mejenga, zapatos, así como otros objetos (botellas de plástico, latas de refresco, sandalias, etc...) fueron lanzados desde las tribunas al terreno de juego, uno de ellos alcanzó a golpear en la cabeza al centrocampista catarí Salem Al-Hajri tras el tercer gol, lo que armó un broncón en ese momento.
Después del partido, la lluvia de zapatos y botellas de plástico continuaron sobre los jugadores cataríes, mientras festejaban su victoria. Según la cultura árabe, lanzarle un zapato a otra persona es considerada una grave ofensa. Antes del partido, el himno catarí había sido silbado, por lo que el ambiente se calentó desde el inicio.
Los cataríes han ganado los seis partidos disputados y aún no reciben un gol, por lo que es la única selección que ha logrado un registro de este tipo en el torneo continental.
El anfitrión del Mundial 2022 se enfrentará a Japón en la final del próximo viernes y se adelantaron en el primer tiempo con los tantos de Boualem Khouki (22) y Almoez Ali (37) y sentenciaron en el tramo final con los goles de Hasan Al-Haydos (80) y Hamid Ismaeil (93).
Desde junio de 2017, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones diplomáticas y económicas con Catar, acusado de apoyar movimientos extremistas y de acercarse del rival regional de Riad, Irán.
En el césped, el juego empezó friccionado, ya que Bandar Al-Ahbabi levantó de un patadón al catarí Akram Afif. Un poco más tarde, el propio Afif era el objetivo del lanzamiento de botellas de plástico, cuando se disponía a tirar un tiro de esquina.
El jugador tuvo que alejarse de la zona del banderín y llamar al árbitro para que lo rescatara. Catar supo mantener su sangre fría en este ambiente tenso ante 38.000 espectadores.
Con su octavo tanto en el torneo, el 2-0 cayó para Catar a los 37 con el tanto de Ali,quien cuando celebraba su hazaña también lo atacó la lluvia de zapatazos, botellas y latas, por lo que creció la tensión.
Tras el 3-0, marcado por Hasan Al-Haydos (80), Al-Hajri se desplomó en el césped entre una lluvia de proyectiles.
En su primera final de Copa de Asia, Catar se enfrentará este viernes, en Abu Dabi, a Japón, cuatro veces ganador del torneo, que derrotó este lunes a Irán (3-0) en la primera semifinal la cual se realizó con mucha más tranquilidad, distinto al escenario que enfrentó el próximo anfitrión del Mundial.
La Confederación Asiática de Fútbol informó que abrirá una investigación al respecto, ya que es un torneo que se vendía como pacífico y de unidad entre los participantes, pero que terminó en una gran pelada, por lo que la organización salió a ofrecer disculpas por lo sucedido.
Medios internacionales destacaron como una vergüenza lo ocurrido, que empaña la imagen del torneo y hasta pone a pensar si ese tipo de cosas se pudieran presentar cuando la Copa del Mundo se juegue muy cerca de ahí en casi cuatro años.
“La pelota sirvió como excusa para transmitir un mensaje. Todo estuvo gobernado por el odio con la política en el centro de la escena. Los jugadores recibieron zapatazos de hinchas locales ante cada gol catarí. Hay que recordar que en el mundo árabe, el calzado y su suela representan la suciedad, por eso deben quitárselos antes de entrar a una mezquita", explicó La Nación de Argentina al respecto,