Luego de bretear durante año y medio con su chuzo en UBER, el paratleta tico Laurens Molina tomó la decisión el miércoles pasado de buscar otra labor para llevar sustento a su hogar.
Molina no desea que su esposa, Marlen Montero Varela, ni sus hijos, Amanda y José Andrey Molina Montero pasen dificultades en la casa en la que viven en un residencial al oeste en Pavas.
Como el hombre es de armas tomar, le entró de lleno a vender cebollas, papas, plátanos.
–¿Qué hace en estos momentos tan complicados?
Siempre se ha dicho que al mal tiempo buena cara y eso es lo que hicimos en mi casa, porque de momento estoy vendiendo papas, cebollas y plátanos a domicilio de gente que muy amablemente me hace pedidos.
–¿Cómo hace para conseguir los productos?
Yo conozco un productor de cebollas en el sector de Salitral de Santa Ana, así que él me lo vende a un excelente precio y lo traigo a la casa, donde con mi esposa y mis hijos hacemos los paquetes con mucho cuidado y que se vean limpios para luego irlos a entregar a las casas.
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–¿Y los plátanos y las papas de dónde los saca?
Con esos productos me levanto todos los días para llegar a eso de las cinco de la mañana pasadas al mayoreo y ahí compro todo lo que necesito.
–¿De que forma lo pueden localizar?
Yo estoy trabajando todo por medio de WhatsApp al 83924777. Lo único que pido es que tienen que hacerme el pedido un día antes.
–¿Cómo distribuye sus pedidos?
De acuerdo a lo que me soliciten. Además, mi señora ha ido diseñando una ruta para hacerlo en orden, por ejemplo si es San José, tratar de ubicar barrios que estén cerca y así vamos con cada comunidad. Estoy tratando de manejar San José y Heredia. Ojo que con esto debo acomodarme a la restricción vehicular para no tener problemas.
–¿Trabajará en esta Semana Santa?
Hasta el martes, pero eso me va a servir para terminar de afinar detalles del reparto.
–¿A partir de qué hora empiezan a bretear?
Todos nos levantamos temprano, porque hemos entendido que esto es un esfuerzo familiar y por eso cuando llego con las compras, la familia ya está preparada para hacer los paquetes. Todos estamos despiertos antes de las cinco de la mañana. En el caso de la distribución se hace al día siguiente desde las 7:30 de la mañana. Lo hago solo para no exponer a mi señora ni a mis hijos.
–¿Espera vender algo más?
Claro, pero voy a buscar otro tipo de verduras y todo aquello que sirva para que la gente a la hora del almuerzo o la comida tenga para hacerse su fresquito.
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–¿Ya tiene algo de clientela?
Ya tuve que entregar pedidos a los Hatillos, Desamparados, barrio México, Escazú y varias comunidades de Heredia.
–¿Qué era lo que hacía antes de esta situación?
Yo tenía año y medio de estar trabajando con UBER y en realidad por ahí me la jugaba, pero estos días poco a poco todo se vino abajo. En algunos momentos mi labor era de nueve horas diarias y lo único que estaba sacando eran 12 o 15 mil colones, con eso no estaba pagando ni el combustible, por eso desde la semana anterior conversé con mi familia y lo deje para ponerme a vender verduras.
–¿Le queda tiempo para seguir entrenando?
A ver, yo voy llegando a mi casa como las 3:30 de la tarde después de hacer los pedidos. Me baño, me como algo y a partir de las cinco de la tarde empiezo a entrenar cerca de hora y treinta minutos. Esto lo hago casi todos los días, porque me tomo un día descanso, en el cual solo trabajo, pero no hago ejercicios.