Ana Victoria Araya es un ejemplo de vida, un testimonio de superación, una lección de cómo afrontar los obstáculos de la vida y sonreír siempre.
La niña tiene 7 años, vive en Sabanilla de Montes de Oca y decidió por convicción propia hacerse aficionada del Team, pese a que sus familiares alajuelenses y saprissistas le han ofrecido juguetes, plata y quién sabe cuántas cosas para volcarla.
Su madre, doña María Gabriela Quirós nos contó que realmente fue una decisión de ella cuando tenía dos años.
“Todos somos liguistas o saprissistas, solo tiene un tío herediano y a los dos años le iban a poner la camisa de Saprissa y ella dijo que no, que ella iba a ser de Heredia. Ella dijo que quería ponerse la camisa igual a la del tío Carlos. Le han ofrecido plata, juguetes y nada, es herediana de corazón. Incluso, cuando juega la Selección dice que no, que ella es herediana”, comentó la mamá.
Esa pasión por el Team hizo que la Garra se moviera para comprarle un concentrador de oxígeno portátil, un aparato que necesita la pequeña para facilitar en mucho sus labores cotidianas. Es el aparato que sustitye los tanques de oxígeno que son muy pesados, incluso vacíos, para ella. Es una maquinita que se pone en la espalda y pesa menos de tres kilos.
La Garra organizó una campaña para conseguir cerca de un millón de colones que es lo que cuesta el aparato médico y lo lograron en dos días.
“Nos dimos cuenta por una muchacha que lo compartió en nuestras redes sociales y vimos que habían tocado otras puertas y no dio resultados. Además, es herediana. Decidimos trabajar y nos pusimos como meta recoger un millón de colones”, expresó el dirigente de la Garra Dioni Pitty, conocido como Fresa.
LEA MÁS: Bellezas tienen un gran corazón
“Es algo que nos llena mucho porque la gente nos critica de que somos violentos y que solo es gente con vicios y no es así. Somos una barra y no es como nos etiquetan”.
Además, la Garra llevará a la niña y a su familia al partido del 3 de abril ante el Pachuca al estadio Nacional para que conozca a la afición. La barra correrá con el transporte, alimentación y entradas de la niña y los familiares que vayan. También gestionaron que en un entrenamiento pueda conocer a los jugadores. Aún no les han definido la fecha.
La chispa de la vida
Ana Victoria nació con una cardiopatía severa, tiene el corazón invertido, es decir, mientras la mayoría de personas lo tiene hacia el frente, el de ella está hacia atrás.
Vino al mundo el 7 de febrero del 2017 y fue operada el 7 de marzo. La cirugía que le hicieron se complicó y tardaron doce horas. El corazón se inflamó tanto que quedó dos días con el pecho abierto porque no se lo podían cerrar de lo hinchado, estaba sedada.
Los doctores le dijeron a doña María Gabriela y al papá, don Horacio Araya que ya no podían hacer nada y que era posible que no pasará la noche.
La bautizaron el 8 de marzo, en esa crítica condición y la mamá cuenta que cuando el sacerdote le echó el agua, ella reaccionó. “Eso era imposible que pasara porque no podía sentir el agua, estaba sedada. Por eso decimos que es un milagro y es un testimonio que queremos compartir”.
En otras dos ocasiones que se ha complicado, a los papás le han dicho que no pasa la noche, pero ya son siete años y esperan que cumpla muchos más.
La princesa herediana recibe educación del MEP en la casa por orden de un Tribunal, ama a los perros y le encanta jugar como cualquier otro niño.
“Es superinteligente, el médico nos dice que no ganamos nada teniéndola en la casa encerrada. Nos recomienda que la saquemos y que no se pierda de todas las cosas que puede disfrutar, pero tenemos que tomar medidas estrictas porque se puede morir con cualquier descuido”, comentó la madre.
Ana Victoria no solo es una valiente niña aficionada del Herediano, sino también un ejemplo inspirador de cómo el amor y la determinación pueden superar cualquier obstáculo en la vida.