Deportes

La transformación de un Toyota Land Cruiser 1958: de ‘Betty la Fea’ a una joya clásica”

El carro de Jorge Campos tiene una gran historia detrás de sí

EscucharEscuchar

Jorge Campos, de 58 años y vecino de Alajuelita, es el dueño de un hermoso Land Cruiser del año 58, que estaba bien feo cuando fue adquirido, hace más de 20 años, pero que hoy en día es un chuzo.

Cuando lo compró y antes de la restauración estaba de moda la famosa novela colombiana Betty la Fea y así don Jorge le puso al chuzo. Hoy en día, el Land Cruiser de feo no tiene nada, solo el nombre que le quedó de por vida.

Jorge Campos, Toyota Land Cruiser 1958
Aaí luce Betty La Fea en la actualidad.

Campos tuvo el carro en dos etapas; la primera vez que lo compró observó al auto parqueado debajo de una chayotera en Barbacoas de Puriscal. Pasó varias veces hasta que decidió hablar con el dueño y negociarlo.

Fue cuando lo dejó como un ajito y le pusieron Betty la Fea. Pero don Jorge entró en dificultades económicas y se lo vendió a un primo que vive en Jacó.

El familiar lo compró en buen estado para ponerlo a trabajar y para ayudar a don Jorge en su dificultad, pero lo tuvo diez años sin pagarle las placas. Cuando don Jorge lo fue a recuperar, no estaba en buen estado y otra vez tuvo que meterle platica hasta que quedó como hoy en día.

Jorge Campos, Toyota Land Cruiser 1958
Betty La Fea es muy solicitada para que la gente se tome fotos.

“Es una historia de 30 años, porque la primera vez que lo compré, venía en malas condiciones. Hasta que lo restauré, lo compré barato, le invertí dinero y lo dejé bonito, y le puse Betty la Fea. Hace unos 20 años, lo compré en mal estado, lo restauré y comencé a participar en el desafío de Cartago. Participé dos veces con este carro”, expresó.

“Desde pequeño, siempre me gustaron los Land Cruiser. Venimos de una familia pobre de Puriscal y siempre decía, ‘me quiero comprar un Toyota, uno barato’; además, siempre me gustó el tema del barro. Al comprarlo lo restauré y le añadí mejoras para que pudiera funcionar bien.

“Realmente, cuando comencé a interesarme en los Toyota Land Cruiser, fue en Puriscal, cuando veía el de Arturo Mora. Estaba enamorado del carro de él, en Puriscal”, añadió.

Ahora es el carro de uso cotidiano, aunque tiene dos, el otro casi no lo maneja.

“Lo usamos para todo, para hacer las compras en la pulpería, para ir a pasear los domingos, metiéndonos en el barro. En alguna ocasión, íbamos mi esposa Maribel Serrano, mi hijo Aaron y yo a Jacó, y volvíamos envueltos en bolsas Kanguro porque no tenía techo y eran esos aguaceros”.

El techo lo tuvo en alguna ocasión, pero en un accidente, hace como diez años, lo perdió y no lo ha vuelto a poner. Por eso, hoy en día, debe ir preparado con bolsas Kanguro a cualquier lugar donde vaya.

Jorge Campos, Toyota Land Cruiser 1958
Betty la Fea en su primera restauración, era de color blanco ambulancia.

“Cuando lo compré y lo armé, le puse techo, pero en una ocasión, mientras vivíamos en Alajuelita, íbamos seis chiquitos para la escuela en Alajuelita y nos volcamos bajando la cuesta. Desde entonces, el carro está sin techo. Quedé inconsciente y los chiquillos quedaron golpeados, pero el carro así se quedó”, añadió Campos.

Jorge Campos, Toyota Land Cruiser 1958
El carro lo usa para jalar muchos artículos, como llantas. (Cortesía )

El chuzo aún no ha ido a exhibiciones, pero ha recibido invitaciones y también muchos le han ofrecido comprarlo.

“Este carro se queda conmigo. Como aún me siento bien, ninguno de mis hijos me ha dicho que se lo done. La verdad es que me gusta mucho cuando voy a San José, porque en el mercado me siento importante, hay gente que me dice, lléveme a Puntarenas en la “Yipeta”. Me hace sentir bien”, opinó.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.